EOS Data Analytics, proveedor global de análisis de imágenes satelitales con tecnología de inteligencia artificial, ahondó en el trabajo realizado de forma conjunta con The Nature Conservancy y el Centro Internacional para el Manejo del Maíz y el Trigo (Cimmyt) respecto al cambio en las prácticas de agricultura en Chiapas.
La organización consideró a la entidad como un estado clave en México, al producir más del 30 por ciento de la producción agrícola nacional. Sin embargo, durante décadas, ha dependido de prácticas agrícolas convencionales como el uso de agroquímicos y la quema poscosecha; “aunque inicialmente parecían eficaces, estos métodos ahora están provocando problemas como el agotamiento del suelo, la disminución de la producción y la deforestación”.
Cambios graduales
No obstante, en los últimos diez años, se ha identificado un cambio gradual hacia la agricultura regenerativa. Los campesinos, con el apoyo de organizaciones como el Cimmyt y The Nature Conservancy, adoptan nuevas prácticas para restaurar sus tierras y crear un futuro más sostenible.
En la última década, los agricultores de Chiapas han implementado cambios pequeños pero impactantes para alejarse de las prácticas tradicionales que son insostenibles. Por ejemplo, en lugar de quemar los restos de las cosechas, algunos agricultores ahora dejan que los residuos de los cultivos se descompongan naturalmente, enriqueciendo el suelo en el proceso; lo que hizo concientizar respecto a la importancia de la materia orgánica.
“En la práctica agrícola, la descomposición de los residuos de cultivos es una forma conocida desde hace mucho tiempo de reducir la evaporación de la humedad, minimizar los efectos de la erosión eólica y mitigar la degradación general del suelo”, expresó Yuri Protsenko, ingeniero agrónomo en EOS Data Analytics
Cultivo intercalado
Otro cambio ha sido la introducción del cultivo intercalado, donde se siembran diferentes especies juntos en los mismos campos. Esta práctica ayuda a diversificar los nutrientes del suelo, promueve cosechas más sanas y reduce la necesidad de insumos químicos. Es un retorno a prácticas de siembra más antiguas y diversas, adaptadas a una comprensión moderna de cómo abordar las limitaciones del monocultivo.
La organización reflexionó sobre dichas actividades vitales para sentar las bases de cambios más amplios en las prácticas agrícolas de los agricultores locales. Sin embargo, se cuestionaron: ¿cómo escalar estos esfuerzos en una región tan grande como Chiapas, donde hay más de 14 mil kilómetros cuadrados de tierras agrícolas e innumerables pequeñas granjas, cada una con sus propios desafíos?