En Chiapas se estiman 700 especies diferentes de aves, de las cuales tres se encuentran en peligro de extinción: quetzal, pavón y águila arpía, entre sus causas la tala indiscriminada; mientras que entre los reptiles el principal factor de su amenaza como especie es la matanza por estigma.
De las tres aves mencionadas la más amenazada es el águila arpía, ya que no se tiene registros de poblaciones dentro de una región del estado, únicamente avistamientos desde hace unos años, lo que indica su disminución poblacional.
Agustín Gómez Jiménez, integrante del Club de Observadores de Aves, dijo que Chiapas ocupa el segundo lugar a nivel nacional en contener distintas especies de aves, sin embargo la tala, la caza, el tráfico ilegal de polluelos ha originado que también sea la entidad con mayor número de ejemplares amenazados.
“Por ejemplo sabemos que el pavón y el quetzal son aves que habitan en bosques de niebla, en Chiapas se halla principalmente en la Sierra Madre, pero la introducción de actividades humanas en los recintos naturales origina que la población de estas aves peligren”, informó Gómez Jiménez.
Cabe señalar, que el quetzal y el pavón son aves solitarias que no viven en parvadas; generalmente las hembras quetzal ponen dos huevos únicamente por anidación, lo que complica su rápida reproducción y conservación. De igual manera pasa con el pavón, cuya hembra también pone dos huevos.
Estas aves gustan anidar en las alturas de los árboles, ejemplares que mayoritariamente son talados debido al frondoso tronco y gran recurso material, lo que aumenta las dificultades de reproducción de ambas especies, principalmente.
“Otra especie que se ha dejado de ver es el llamado perico militar, que normalmente habitaba en la zona Costa del estado, pero su población es casi nula ahora; habita en otros estados y en la entidad casi ya no se ven, esto se debió principalmente a extracción de polluelos de su hábitat natural”, abundó.
A pesar del crecimiento poblacional y demográfico en Tuxtla Gutiérrez se cuenta con una población de aves urbanas, especies que han podido adecuarse a la pérdida de árboles y a sustituir su vivienda en las infraestructuras humanas, sin embargo se debe trabajar en la prevención para no disminuir la población de estas especies.
Las especies urbanas más comunes son el zanate, cenzontle, palomas, pájaro carpintero, colibrí, loros, aves que han sabido convivir con el hombre pero de mantener la tala de árboles por ampliar inmuebles éstas disminuirán gradualmente.
“Desafortunadamente hay aves que se han adaptado más al hombre, como el zanate, el cual supo sobrevivir de las sobras de los humanos, ello aumentó su número y ha comenzado a excluir a otras más pequeñas, como el colibrí, que se alimenta únicamente del néctar de las flores”, comentó.
Estigma
Por su parte la población reptiliana en Chiapas también es constantemente amenazada por los humanos, principalmente las serpientes, el causante primordial es la estigmatización, es decir que al ser animales de aspecto muy diferente a otros, las personas prefieren matarlos antes que ahuyentarlos.
“Falta concientizar a la ciudadanía, que se pierdan esas fobias, mitos, de que pican con la cola, que pudren la mano y de que todos los reptiles son venenosos, por que de las 120 especies de serpientes en Chiapas, solo 20 son venenosas”, dijo Christopher Contreras, representante de Reptiles Chiapas.
De igual manera, Chiapas ocupa el segundo lugar en la República en mayor número de distintas especies de reptiles y anfibios; sin embargo las serpientes son asesinadas por desconocimiento, además de ignorar el comportamiento de éstas.
Hasta el momento no existen ejemplares de serpientes en peligro de extinción, sin embargo están en la categoría de “especies amenazadas”, debido a su constante eliminación con el contacto humano.
“En Chiapas tenemos un solo lagarto venenoso que es el heloderma, especie amenazada por su venta ilegal, este tipo, Heloderma horridum alvarezi, sólo se encuentran en Chiapas y Guatemala, incluso no existe un sitio para su conversación, únicamente el ZooMAT”, afirmó.
En ese sentido dijo que desde tempranas edades se debe informar del funcionamiento dentro del ecosistema de estas especies, pareciera ser que la matanza de estos reptiles también obedece a una cuestión cultural, donde se infunde a la serpiente como imagen del mal.
“La ciudadanía no se pone a pensar el papel fundamental que tiene estos animales en el ecosistema, entre ellas del centro biológico de las plagas como roedores, aves, otras serpientes, lagartos, etc; tenemos el dato que las matanzas de serpientes suceden principalmente en las zonas rurales”, finalizó.