La confirmación fotográfica del avistamiento de la águila arpía (Harpia harpyja) en la Selva Lacandona, celebrado con profunda alegría por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y anunciado por el equipo de Dimensión Natural A.C., representó un rayo de esperanza para la biodiversidad chiapaneca, aunque la acción conlleva a una gran responsabilidad.
Angélica Zambrano Ríos, integrante de la Reserva de la Biosfera Montes Azules, reflexionó acerca de esta ave que es considerada una de las más grandes y poderosas del mundo, y un “indicador valioso de la salud de nuestros ecosistemas”.
Su presencia confirma que aún existen zonas bien conservadas en lo más recóndito de la selva, donde “los relatos que cuentan los abuelos se siguen escribiendo entre las copas de los árboles”.
Sin embargo, Zambrano lanza una alerta crucial ante el entusiasmo generado, especialmente en redes sociales. “El entusiasmo nunca debe estar por encima de la protección de la especie”, subraya.
Recomendación
La regla de oro en la observación ética de aves es no compartir la ubicación exacta de nidos o sitios sensibles. Hacerlo, aunque sea con buenas intenciones, puede provocar estrés en las aves, abandono de nidos, saqueo o depredación.
“La conservación también se hace en silencio”, enfatiza, “en este caso, compartir menos es cuidar más”.
Destacó que lo importante es mantenerse siempre a una distancia adecuada, evitar el uso de grabaciones de cantos, no alterar el comportamiento natural de las aves y observar con humildad y sin invadir.
Acciones
Desde la Reserva de la Biosfera Montes Azules, la Conanp ya implementa acciones concretas para proteger a esta y otras rapaces, con el monitoreo comunitario en el que participan culturas originarias en labores de vigilancia y registro a través del programa Prorest.
También se está generando conocimiento científico sobre las aves rapaces y se realizan procesos de educación ambiental con las comunidades locales.
Además existe una colaboración internacional junto a Guatemala, Belice y la cooperación alemana (GIZ); se avanza en una estrategia integral para conservar las aves de la Selva Maya, como las rapaces neotropicales.
“Conservar es un acto cotidiano que comienza con decisiones pequeñas, pero significativas: observar con respeto, actuar con responsabilidad y compartir con conciencia”, concluyó Zambrano