Bachajón cuenta con diáconos permanentes

En un clima de celebración, 36 indígenas tseltales recibieron la ordenación diaconal en La Misión de Bachajón, del municipio de Chilón, acompañados por la organización religiosa Jesuitas México.

El pasado 2 de diciembre, los diáconos indígenas (de estado civil en matrimonio) de la Iglesia autóctona fueron escogidos por sus comunidades para vivir el sufrimiento desde su corazón y servir a las personas más empobrecidas.

Cabe señalar que diácono significa “servidor”, siendo los primeros apóstoles quienes perpetuaron esta figura para atender a las viudas y huérfanos de Jerusalén. Hay dos tipos de diaconado: el transitorio, quienes se ordenan diáconos como etapa previa a ser presbíteros; y el permanente, quienes toda su vida serán diáconos.

Presencia institucional

La Misión de Bachajón es una institución inmersa en la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, confiada a la Compañía de Jesús, integrada por un equipo plural, diverso e intercultural de hombres y mujeres, con distintas opciones de vida que, junto a sus cargos comunitarios, buscan acompañar e impulsar íntegramente los procesos pastorales, sociales y organizacionales de la comunidad tseltal, dentro del municipio de Chilón.

Estos procesos mediante la reflexión, formación y capacitación conjunta logran que los pueblos indígenas y mestizos presentes en el territorio de La Misión fortalezcan su organización de los ts’umbaliletic. También solidifican la defensa de sus derechos, sistemas propios de vida, procesos de justicia y armonía dentro de la región.

En diciembre de 1958 se fundó La Misión de Bachajón por los sacerdotes y hermanos de la Compañía de Jesús. Los primeros misioneros enfrentaron una realidad verdaderamente difícil y cruel, pues había opresión, ignorancia, analfabetismo, alcoholismo, explotación e incluso esclavitud.

La Misión, tratando de mejorar las condiciones de vida del pueblo tseltal, realizó obras como la introducción de agua potable, alumbrado público, escuelas, dispensario médico, catequesis, proyectos agrícolas, y junto con los tseltales llevaron a cabo la traducción de la Biblia a su idioma.

La Misión ha acompañado las problemáticas más apremiantes de las comunidades, como el despojo y acaparamiento de tierras, conflicto que desembocó en la emigración hacia las llamadas “tierras nacionales” (tierras que no tenían dueño) en la Selva Lacandona. Como respuesta a esta realidad, La Misión llevó a cabo la traducción de la Ley Agraria al idioma tseltal.