Entre 2018 y 2020 Chiapas fue de las pocas entidades que disminuyó el porcentaje de pobreza en primera infancia, con 1.85 puntos porcentuales; entre 2020 y 2022 de nuevo logró una disminución de 4.3 %, sin embargo, la cantidad de niñas y niños en situación precaria todavía es alto.
Según el colectivo Pacto por la Primera Infancia, de acuerdo con el Coneval, Chiapas sigue ocupando el primer lugar del país en pobreza de este sector, 79.3 %, es decir, casi ocho de cada 10 niñas y niños de cero a seis años.
En la administración que termina “se dio un paso importante al incluir en el Plan Estatal de Desarrollo una Estrategia para la Primera Infancia, que precisamente buscó atender de manera intersectorial todas las dimensiones para promover un desarrollo integral”.
Varias de las metas han sido alcanzadas y hay confianza en que para el siguiente sexenio se establecerán nuevas, para seguir avanzando, especialmente en aquellas donde aún hay un rezago importante.
Acceso a servicios
Tal es el caso del acceso a servicios y espacios de cuidado y aprendizaje para los más pequeños y sus familias, lo que se conoce como Educación Inicial, en la que se tenía cobertura del 10 % al inicio del sexenio, se estableció una meta del 30 % y cerramos con menos del 8%.
La Educación Inicial es parte de la educación básica desde 2019, pero debe garantizarse de manera gratuita y de calidad, sin importar la situación laboral de los padres y madres. De los casi 380 mil infantes de cero a dos años de edad que viven en el estado, se atiende tan solo a menos de 30 mil.
“La realidad de las niñas y los niños depende de lo que hacemos y dejamos de hacer hoy todos los adultos. La responsabilidad es compartida y requiere un compromiso sostenido y coordinado por parte de todos los sectores.”
En el 2022, en la entidad, el 28.21 % de la población en general se encontraba en pobreza extrema, 36.85 % de los menores de 18 años y hasta 39.69 % en primera infancia. Es decir, cuatro de cada 10 niñas y niños menores de seis años sobreviven aún en pobreza extrema.
Mientras haya infancias viviendo en pobreza, no podrán alcanzar su desarrollo ni gozar de sus derechos. Además, sus posibilidades de reversión son más limitadas y las potencialidades para su reproducción en el futuro son mayores.