Las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y las comunidades en resistencia en Chiapas “enfrentan una situación crítica y alarmante de violencia y vulneración de sus derechos fundamentales y con todo lo que está relacionado con los territorios y la guerra contra los pueblos en un afán de destrucción y exterminio poblacional”, afirmó el Centro de Derechos Humanos, Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba).
En tiempos de la 4T
Al hablar sobre la contrainsurgencia en contra de los pueblos “en los tiempos de la 4T”, expresó que “durante el período que va de 2021 a 2024, las bases de apoyo del EZLN, organizaciones, comunidades y pueblos en resistencia en Chiapas, que construyen esencialmente la autonomía, y han hecho una realidad los acuerdos de San Andrés, incumplidos por el Estado mexicano, han enfrentado graves violaciones a los derechos humanos debido a la diatriba por la posesión de la tierra y el territorio”.
En informe de 157 páginas, presentado en el contexto del 36 aniversario de su fundación, el Frayba se refirió a la “reactualización de la contrainsurgencia en territorios autónomos, bajo un esquema de confrontación directa con los pueblos basado en la ausencia de control gubernamental, permitiendo de manera deliberada las acciones de la delincuencia organizada, de los sucesores del paramilitarismo y organizaciones corporativistas”.
Proyectos neoliberales
Aseguró que sigue “el despojo territorial hacia los pueblos con la continuidad de los proyectos neoliberales impulsados desde la 4T como símbolos del desarrollo gubernamental en el sur: el Plan Integral Morelos, el Interoceánico, el Tren Maya y los polos de desarrollo, símbolos del despojo y desprecio hacia los pueblos que habitan los territorios”
Sostuvo que “en este escenario, las formas de violencia de los gobiernos federal y estatal consisten en una sistemática agresión y hostigamiento hacia las bases zapatistas, utilizando a las organizaciones sociales en la región para la confrontación directa con grupos sucesores del paramilitarismo y grupos de la delincuencia organizada, vinculados con proyectos sociales como el de Sembrando Vida, núcleo de la contrainsurgencia en el que el territorio es el punto de ambición capitalista”.
Disputan tierras
Dicho programa, continuó, “tiene la vocación de disputar tierras recuperadas que legítimamente pertenecen al Ejército EZLN”, al tiempo de subrayar que “esta acción es impulsada desde el gobierno federal con la promesa de desarrollo, espejismos que nubla el caminar de los pueblos”, por lo que “lo consideramos como uno de los de mayor contenido contrainsurgente que ha impactado en el territorio zapatista y en los territorios donde se están generando alternativas al sistema capitalista”.
En el capítulo titulado Guerra contra los pueblos manifestó que “de todos los proyectos de la 4T, Sembrando Vida es el que ha tenido mayor contenido destructor porque lleva a la médula de los procesos de autonomía de los pueblos que resisten y luchan ante el sistema de despojo”.