Benito Juárez García es uno de los personajes históricos más emblemáticos del país, tanto así que su nombre aparece plasmado en escuelas, parques, universidades, calles y avenidas. Hoy, se conmemora su natalicio y por eso es importante preguntarnos ¿Quién fue y cuál es su legado en el México moderno?
Un joven indígena con deseos
Benito Juárez nació el 21 de marzo de 1806 en el pueblo zapoteca de San Pablo Guelatao, Oaxaca. Desde muy pequeño quedó huérfano de padre y madre, por lo que, al poco tiempo, cuando tenía 12 años de edad, emigró a la capital oaxaqueña, donde consiguió empleo con un encuadernador de libros, teniendo acercamiento con las primeras letras.
En su juventud comenzó a estudiar Leyes en el Instituto de Ciencias y Artes, donde tuvo simpatía por la ideología liberal. Gracias a su formación educativa y tenacidad, formó parte del Ayuntamiento de Oaxaca como regidor. Más tarde llegó a ser diputado del Congreso, magistrado interino de la Corte de Justicia y gobernador, aunque también ejerció su oficio de abogado.
Constitución de 1857
Durante la última presidencia de Antonio López de Santa Anna, Benito Juárez tuvo que exiliarse en Nueva Orleans, Estados Unidos, donde trabajó en una tabacalera para sobrevivir, pero también tuvo un acercamiento más íntimo con los liberales. Motivado, y gracias a la revolución de Ayutla que puso fin al santanismo, regresó de su exilio y formó parte en la Constitución de 1857, donde se incluía la desamortización de los bienes del clero y las sociedades corporativas.
Evidentemente la Iglesia no estuvo de acuerdo con estos decretos, por lo cual presionaron al presidente Ignacio Comonfort, para desconocer la Constitución y adherirse al Plan de Tacubaya. En 1858, ante este golpe de Estado, Benito Juárez, al ser el titular de la Suprema Corte de Justicia, asume constitucionalmente el Ejecutivo del país, huyendo a Guanajuato y después a Veracruz, donde proclama las Leyes de Reforma un año después.
Leyes de Reforma
Estas leyes nacionalizaban los bienes del clero, separaban la Iglesia del Estado, extinguían las corporaciones eclesiásticas; además de establecer el registro civil de nacimientos, matrimonios y defunciones, así como la secularización de los cementerios. No es cosa menor teniendo en cuenta que la religión católica dominaba la vida de la gente y sus territorios. Era un cambio drástico en la vida pública de México, lo que ocasionó un conflicto fratricida entre liberales y conservadores que duró tres años, conocido como las Guerras de Reforma, hasta la entrada triunfal de Benito Juárez a la Ciudad de México el 11 de enero de 1861.
Invasión Francesa y Restauración de la República
Sin embargo, los conflictos no se detuvieron ahí. Debido a las deudas extranjeras adquiridas durante ese periodo y al proyecto monárquico de los conservadores mexicanos, se dio una invasión francesa que duró de 1861 a 1867, periodo donde la capital republicana se mantuvo itinerante en el norte del país y se instaló a la par una monarquía con Maximiliano de Habsburgo. A pesar de las adversidades, Benito Juárez supo mantenerse en el poder, pues mientras hubiera presidente había República. Gracias a la retirada de las tropas extranjeras y el apoyo de Estados Unidos, el triunfo republicano se concretó con el fusilamiento del emperador Maximiliano, y una vez más, Benito Juárez entró triunfalmente a la Ciudad de México el 15 de julio de 1867.
Después de la guerra, mantuvo las riendas del poder y siguió haciendo cambios importantes para el país, hasta su fallecimiento el 18 de julio de 1872.
Legado
Benito Juárez es reconocido como el fundador del Estado moderno mexicano, laico, independiente y soberano. No solo cimentó las bases para la Constitución que nos rige en la actualidad, sino que logró la gran hazaña de conservar la soberanía del país ante la Invasión Francesa. Además, en el periodo de la República Restaurada, comenzó con la construcción de vías férreas y de comunicación para conectar a la nación, multiplicó el número de escuelas para la instrucción educativa de los niños e incentivó la inversión extranjera y la colonización de zonas “despobladas”.