Binomios caninos pueden detectar gusano barrenador

El Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa) realizó una demostración sobre el trabajo de los binomios caninos a estudiantes de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), con el objetivo de exponer las habilidades de dicho conjunto para detectar la plaga del Gusano Barrenador del Ganado (GBG).

La actividad se desarrolló en colaboración con la Coordinación de la zona Palenque de la Comisión México-Estados Unidos para la prevención de la fiebre aftosa y otras enfermedades exóticas en animales.

Actualmente, el Oirsa cuenta con binomios caninos que fortalecen la inspección no intrusiva en el municipio de Catazajá, con el objetivo de detectar miasis por GBG que pretende movilizarse hacia el centro del país.

Esfuerzos

Cabe señalar, el pasado 8 de marzo, Oirsa y la Secretaría Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) informaron acerca del inicio de operaciones de Certificación Zoosanitaria en Benemérito de las Américas, con el objetivo de salvaguardar la sanidad animal.

Las operaciones buscan la implementación de un sistema integral único en el sur del país, para dar cumplimiento a la normatividad vigente en la movilización de ganado.

Además, se busca reducir los factores de riesgo de diseminación de la plaga.

Dicha certificación implica una inspección fácil de los semovientes a movilizar, aplicación de larvicidas y emisión de documentos oficiales que certifiquen la sanidad de los embarques, esto con el objetivo de aplicar acciones y medidas zoosanitarias que eviten la propagación del GBG, así como prevenir pérdidas económicas por diversas causas sanitarias a ganaderos.

Plaga

El gusano barrenador es una infestación provocada por las larvas de la mosca Cochliomyia hominivorax, que se alimentan del tejido vivo de los mamíferos, y en raras ocasiones de las aves. Las moscas depositan sus huevos en heridas superficiales y las larvas eclosionan en un periodo de 12 a 24 horas. Posteriormente, el producto se alimenta del tejido durante cuatro a ocho días, causando graves daños a los animales.

Los ejemplares infectados tienden a separarse del grupo; muestran signos de depresión, pérdida de apetito y molestias en las heridas. Sin tratamiento, pueden morir entre siete y 14 días después debido a toxicidad o infecciones secundarias.

El GBG es una amenaza que, aunque controlada, requiere la cooperación constante de los ganaderos y autoridades sanitarias para evitar su reintroducción.