La institución armada señala que los binomios caninos han dado excelentes resultados en la detección de explosivos, enervantes y en el apoyo para el salvamento ante desastres naturales; son adiestrados en el Centro de Producción Canófila del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.
El personal del Cuarto Regimiento de Caballería Motorizada señaló que los binomios caninos con los que cuentan en esta sede han sido de suma importancia para enfrentar a la delincuencia organizada, así como para participar en el apoyo (asistencia) a desastres por sismos o inundaciones con el Plan DN-III-E.
En entrevista, el capitán primero de Caballería, Ángel Banda Lozoya, explicó que el Ejército Mexicano —a través del 4.º Regimiento de Caballería Motorizado de Tapachula— cuenta con dos binomios caninos, que están especializados en detección de explosivos y enervantes, los cuales apoyan en los operativos en distintos puntos de la región Soconusco.
Mencionó que, en total, el Ejército Mexicano trabaja con binomios caninos, y con los cuales se tienen cinco especialidades: búsqueda y detección de enervantes, explosivos; búsqueda y rescate de personas en casos de desastres; así como guardia, protección y rastreo.
Señaló que los binomios caninos son un apoyo importante en las funciones del ejército en todo el país, pero muy pocos saben de dónde provienen o cómo se entrenan. En este sentido, detalló que el adiestramiento de los perros se da casi al mismo tiempo de su nacimiento, en el Centro de Producción Canófila del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, el cual se encuentra en el Campo Militar de San Miguel de los Jagüeyes, en Huehuetoca, Estado de México.
Agregó que, a los cuatro meses de nacidos, los perros comienzan un adiestramiento que dura aproximadamente ocho meses y funciona para sociabilizarlos con el entorno, el comportamiento hacia las personas. Posteriormente, dependiendo de sus aptitudes, los especializan en algunas de las funciones antes mencionadas, hasta que estén listos para salir a los operativos.