Más del 70 % de los suelos agrícolas han sido manejados de manera intensiva durante las últimas décadas, lo que ha ocasionado un deterioro en sus propiedades físicas y químicas, por lo que el uso de bioinsumos representa una alternativa bastante viable para recuperarlos.
Óscar Arath Grageda Cabrera, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), especialista en la producción y aplicación de bioinsumos, destacó que, para que estos tengan efectividad en los cultivos y en el suelo, deben hacerse estudios preliminares de efectividad biológica.
Estos estudios los deben de realizar las empresas que comercializan estos bioinsumos, ya que en ocasiones engañan y los productores no obtienen los resultados esperados o, en casos extremos, pierden las cosechas.
Enfatizó que aunque se apliquen grandes cantidades de fertilizante las plantas no asimilan todo, puesto que en términos mundiales se habla de una eficiencia aproximada del 33 % y que el fertilizante que no asimila la planta representa un alto grado de contaminación.
Mencionó que estudia las fuentes de nitrógeno, por ejemplo, a nivel mundial el fertilizante más utilizado es la urea, y simplemente cambiando la urea por sulfato de amonio se han incrementado los rendimientos prácticamente en todos los cultivos.
El investigador indicó que se ha observado que con la aplicación de micorrizas (hongos y las raíces de plantas) se llega a incrementar en un 15 o 20 % la asimilación, por lo tanto se pueden reducir los costos de producción al aumentar este tipo de productos y disminuir las dosis de aplicación.
Otro aspecto que también ha estudiado es la aplicación biológica de nitrógeno. Indicó que hay diferentes tipos de leguminosas, sin embargo, en la forma de cultivar tradicionalmente, la principal forma que hay es realizar rotaciones cereal-cereal.