Bomberos, ángeles al servicio de la población

Bomberos, ángeles al servicio de la población

La Estación de Bomberos de Tuxtla Gutiérrez fue la primera en ser fundada en el estado de Chiapas de las 15 que actualmente existen. Al igual que ese entonces, los elementos, la mayoría de ellos voluntarios, laboran sin salarios dignos ni prestaciones, pero lo que mueve a estos héroes anónimos es la vocación de servicio, que va desde el rescate de cuerpos hasta ayudar en partos en la vía pública; situaciones que forman parte de su diario vivir, arriesgando todo para beneficio de la sociedad.

Los bomberos de Chiapas

En Chiapas, la primera Estación de Bomberos se instituyó en la capital chiapaneca en el año de 1962, bajo el apoyo del doctor Samuel León Brindis, quien también donó el primer camión para realizar los servicios correspondientes. Le siguieron Tapachula y San Cristóbal, siendo de los más recientes el de Ocozocoautla y Mezcalapa.

Actualmente, en las estaciones se cuenta con más de 400 elementos activos, todos bajo la misma premisa de socorrer a la ciudadanía.

Quienes a pesar de que el apoyo que reciben por realizar estas acciones es de tres mil pesos mensuales, laboran las 24 horas del día, los 365 días del año.

Ranulfo Hernández Gálvez, presidente del Patronato del Heroico Cuerpo de Bomberos de Tuxtla, dio a conocer que con la creación del Instituto de Bomberos se abre la posibilidad para que estos héroes puedan acceder a salarios dignos y prestaciones de ley, como ocurre en algunos estados del norte del País.

Los servicios en Chiapas

La primera oficial, Isabel García, lleva seis años de servicio en la capital chiapaneca, por lo que ha tenido que adaptarse a esta labor donde las mismas tareas de rescate las realizan los hombres y las mujeres.

Luego de este tiempo ha perdido la cuenta del número de servicios en los que ha participado, los cuales han sido accidentes automovilísticos, rescate de personas, cuerpos, gatos y otros más que le han marcado tanto como elemento del Cuerpo de Bomberos, y como persona y mujer, ya que de los 100 servicios que prestan al mes, al menos en un 40 por ciento de ellos interviene.

Experiencias

En el 2014 cubrió su primer servicio, cerca de las 10:00 de la noche de un martes sonaron las alarmas para atender el incendio en una vivienda localizada en la 13ª Poniente. Al llegar al lugar se encontró con un panorama impactante: en el interior de la vivienda una mujer de la tercera edad había muerto calcinada, a la cual su cónyuge había prendido fuego a la casa y cerrado la única salida con llave, al menos esa fue la versión que se manejó en el momento.

“Fue algo impactante, nunca pensé que en mi primer auxilio me tocaría ver un cadáver, es donde aprendes a realizar acciones, maniobras y seguir un protocolo para que el trabajo salga bien”, comentó.

Sin embargo, dentro de estas duras experiencias, otras más han marcado su corazón, recordando la ocasión en que al salir en la ambulancia a un servicio ayudó a una madre primeriza a dar a luz a su hijo, es un hecho que guarda en su memoria, puesto que en algún momento piensa en tener una familia junto a su esposo también rescatista.

“Esa es una experiencia muy agradable, es algo que se queda guardado y también como un momento de felicidad”, expresó.

Dentro de esta labor, también ha tenido experiencias duras, amargas que le han dejado un triste recuerdo en su mente y corazón.

Como el caso ocurrido hace algunos años cuando un grupo de migrantes se accidentó en un camino de terracería del municipio de Chicoasén, “es lamentable ver como a una persona se le trunca un sueño, una meta. Buscaban una mejor vida y acá quedaron, varios perdieron la vida en esa ocasión”.

Esa ha sido una experiencia difícil, ya que al estar prestando las labores de rescate, uno de los migrantes recibió una llamada de su madre, “era un centroamericano, al hablar con su madre le decía que todo estaba bien en su camino hacia los Estados Unidos, que no se preocupara, nunca dijo algo del accidente. Al ver la escena no sabía qué pensar en ese momento, el hombre estaba mal herido con pocas probabilidades de vivir y se aferraba a la vida, le decía a su ser querido que lo había logrado, que iba a estar todo bien. Lo rescatamos, dijo que no quería morir y fue llevado a un hospital, no supe nada más de él”.

Otra dura experiencia fue la pérdida de su amigo y mentor, Juan Carlos Toledo Cruz, el comandante que falleció el pasado mes de mayo a causa del Covid-19, quien nunca dejó de trabajar por el bien de la ciudadanía y la impulsó a ser, así como a quedarse en el Heroico Cuerpo de Bomberos de Tuxtla.