Brigadistas, esperanza de la Selva Lacandona

A pesar de contar con un régimen de protección legal estricto, la Selva Lacandona y las siete áreas naturales protegidas (ANP) que la integran se encuentran seriamente amenazadas por constantes ilícitos. La asociación civil “Natura y Ecosistemas Mexicanos” reconoció el papel de los 22 brigadistas comunitarios lacandones en su lucha por la conservación del territorio.

La selva es de gran relevancia para México por su extensa superficie bien conservada, hogar de más del 20% de la biodiversidad de todo el país, y de alta importancia por los servicios ecosistémicos que provee a escala regional.

“Desde hace 10 años se contribuye con los lacandones en apoyo y acompañamiento a un grupo de 22 brigadistas comunitarios lacandones en acciones de vigilancia y monitoreo de su territorio dentro de la la Reserva de la Biósfera Montes Azules (RBMA)”, destacan los medioambientalistas.

Las acciones, destacó la sociedad ambiental, han sido en coordinación con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), para hacer frente a las amenazas por constantes ilícitos como cacería furtiva, extracción de madera y palma xate, incendios provocados por quemas agropecuarias sin control, y por los asentamientos irregulares dentro de la RBMA.

“En el último año, gracias a apoyos del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, se reforzó una serie de habilidades del grupo de brigadistas mediante la facilitación de cursos teórico-prácticos”, destaca la organización.

Detallan que se centraron en el uso de herramientas para la vigilancia, prevención y combate a incendios; así como en el marco jurídico ambiental y los procedimientos legales para elaborar denuncias de hechos contra el ambiente, y monitoreo de fauna.

También explicaron que se les proporcionó el equipo necesario para registrar sus observaciones en campo, realizar monitoreo de fauna y para combatir posibles incendios.

Gracias a ello, los brigadistas comunitarios lacandones han comenzado a utilizar herramientas que permiten detectar oportunamente incendios, toma de datos relevantes en los recorridos de vigilancia y las georreferencias de sus observaciones vinculadas a ilícitos.

Y con el monitoreo de fauna han logrado un registro fotográfico de especies relevantes para su identidad, como el ocelote, el tapir y el pecarí de collar.

“Los avances hasta ahora representan una transición exitosa a un modelo de trabajo entre comunidades locales, organizaciones de la sociedad civil y autoridades de gobierno, lo que facilita la participación, organización, análisis de información relevante y transmisión efectiva de la misma a las autoridades ambientales”, concluyen.