En Sitalá, mujeres y niños acarrean agua hasta por hora y media del pozo más cercano a sus hogares.
De acuerdo a la integrante de Cántaro Azul, Érika Ramírez, esta situación de carencia del vital líquido ha “impactado en el descuido de la educación escolar de los menores de edad y ampliado las brechas de género”.
Érika advierte que en el municipio la mayoría de las personas no tienen acceso a los servicios básicos de agua y saneamiento, mientras que el 70 % de su población —alrededor de 10 mil 906 personas— se encuentra en situación de pobreza extrema, de acuerdo al informe anual sobre la situación de pobreza y rezago social 2022, elaborado por la Secretaría de Bienestar.
Además de que “las comunidades no cuentan con agua de manera permanente, tampoco existe la infraestructura suficiente para su adecuado almacenamiento y tratamiento”, lo que ha ocasionado que “las enfermedades gastrointestinales crónicas provocadas por la ingesta de agua no tratada, cause otros males como la desnutrición y la disminución del sistema inmunológico”.
Anomalía por pago
También mencionó que se han identificado que las principales fuentes que surten al municipio se manejan como un costo privado por quienes tienen la posesión de la tierra, lo que en ocasiones genera conflictos entre quienes requieren llevar agua para sus labores domésticas.
Ante estas adversidades, gestores comunitarios continúan con su preparación, asistencia a talleres y reuniones para avanzar en conseguir el acceso permanente al derecho humano del agua en la región, con el acompañamiento de las organizaciones sociales Alianza Crecer Juntos por Sitalá, integrada por Cántaro Azul, Conider y Dicadem.
Reunidos en su primera asamblea de 2023, quienes integran la Asociación de Patronatos de Agua del Municipio de Sitalá (Apams), destacaron que el proceso de organización que llevan es una oportunidad de aprendizaje que genera un bien común.












