México importa grandes cantidades de granos, especialmente de maíz amarillo; sin embargo, enfrenta un déficit de 300 mil toneladas de frijol y registra insuficiencia en la disponibilidad de semillas de esta leguminosa de alta calidad.
De acuerdo al coordinador general de Innovación y Transición Agroecológica de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Héctor Robles Berlanga, la política pública se debe enfocar en quienes producen a pequeña y mediana escala, ya que generan el 54 % del valor de la producción, el 85 % del empleo remunerado y aportan la mayoría de los principales cultivos agrícolas.
Llamado a la comunidad
Por eso, junto con la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti) hacen un llamado a la comunidad científica para fortalecer acciones que incrementen la producción sostenible de maíz y frijol junto a los productores.
La meta es alcanzar la soberanía alimentaria. “Ese es el concepto central que debemos impulsar, especialmente en el contexto actual de la relación con Estados Unidos. De ahí surge el planteamiento de la presidenta Claudia Sheinbaum, con el Plan México”.
Respecto al programa Cosechando Soberanía, recordó que este es el principal integrador, ya que articula todas las acciones impulsadas por la Sader: acompañamiento técnico a través de Escuelas de Campo, crédito, seguro y apoyo a la comercialización.
Pérdida de variedades nativas
Esas toman importancia ante problemáticas como la pérdida de conservación de variedades nativas, la migración rural, el abandono de prácticas agrícolas tradicionales y las crecientes importaciones de granos básicos.
El trabajo debe basarse en resultados, investigaciones y tecnologías concretas y prácticas para que las y los productores puedan acceder a ellas y mejorar la producción de estos dos granos, fundamentales para la alimentación.