Cacao, patrimonio e identidad del estado

“Qué tan santo será el chocolate, que de rodillas se muele, juntando las manos se bate y mirando al cielo se bebe”, refiere el dicho popular acerca de una de las bebidas mesoamericanas que ha extendido su dominio en el mundo entero.

En el marco del Día Internacional del Cacao se llevó a cabo la conferencia “Cacao de Chiapas, historia, chocolate y recordación” por el investigador Antonio Cruz Coutiño.

En el Museo Regional de Chiapas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el docente refirió la importancia socioeconómica y cultural de este fruto que tiene origen prehispánico desde las huastecas medias hasta Honduras, iniciada por olmecas de Tabasco, protomayas y mayas de nuestro territorio, así como mixtecas, zapotecas y mexicas.

Identidad

“Cacao y otras exquisiteces forman parte de la riqueza sociocultural de varios pueblos, es nuestra identidad y aún es posible ver en pueblos contemporáneos creencias, conocimientos, rastros de deidades y tradiciones lingüísticas asociados al cacao”, expuso.

El sociólogo destacó que esta invención gastronómica de alto valor alimentario fue, en un inicio, muestra de prestigio social y exclusivo de las élites dado su alto costo, por lo que su desarrollo también consistió en “una tradición de prestigio y relevancia”.

Sostuvo que al contacto hispano la adopción fue inmediata, permitiendo su desarrollo en Europa; sin embargo, el cacao fue visto como un objeto de valor y asociada al pago de tributos, impuestos y ordenanzas para nuevas plantaciones.

Después de la generalización de su consumo se produjo una disminución en “la producción, debido a la disminución dramática de población local y explotación de la mano de obra”.

También resaltó el papel de los piratas como principales difusores del cacao al exponer que “corsarios y bucaneros respaldados por Francia, Holanda e Inglaterra ayudaron a que surgieran plantaciones en otros países”.

La apropiación por parte de Europa, como el dominio en proceso de elaboración, monopolio e industrialización, hacen que desafortunadamente el “90 % de las grandes empresas produzcan cacao con mano de obra esclava y de niños en Asia, África y extremo Oriente, con las semillas de menor calidad en plantaciones masivas”, mencionó el investigador.