Uno de los elementos fundamentales de la celebración del Día de Muertos es el altar. Según la creencia que rodea a esta tradición, los difuntos regresan del mundo de los muertos para convivir con la familia ese día, a probar los alimentos que en vida les gustaban y a consolar a sus seres queridos por la pérdida.
La creencia es que esta celebración hace posible que vivos y muertos pueden convivir en la misma dimensión, lo que le otorga un significado muy valioso para muchos. Es un elemento que incluso varias culturas replican, adoptando sus propios elementos.
Generalmente, los altares de muertos son de dos y hasta siete niveles, según la cultura en la que se desarrolle. Los niveles inferiores representan la tierra y el inframundo, mientras que los superiores, las dimensiones celestiales.
Algunos elementos fundamentales del altar es la foto del o de los difuntos a quienes se dedica la ofrenda para que su alma pueda regresar el Día de Muertos. Sal para ayudar a purificar el espíritu y pan para alimentar las otras almas que regresan.
Como ofrendas, de forma general, se acostumbra a poner los alimentos que más gustaban a los difuntos, pero también existen otros elementos para el altar de muertos que muchos acostumbran colocar, como calaveritas de azúcar, dulces tradicionales y artesanías comestibles.
Comerciantes
Todo eso se puede encontrar en los mercados públicos, que son el lugar perfecto para encontrar lo necesario para esta celebración. Muchos locatarios acostumbran a vender artículos de temporada, y dulces y calaveritas no pueden faltar, todo a buen precio y de calidad.
Tal es el caso del Mercado de los Ancianos de Tuxtla Gutiérrez, donde el local de Sergio Sánchez ofrece cada año un sinfín de productos alusivos al Día de Muertos, desde calaveritas, dulces tradicionales, pequeñas figuras comestibles, ofrendas de azúcar, pan de muerto en miniatura y normales, entre otras.
Sergio comentó que afortunadamente este año las ventas se han recuperado de forma sustancial, ya que en el 2020 la fecha pasó prácticamente inadvertida, con ventas bastante bajas. En la semana que transcurre las ventas han repuntado.
Indicó que los dulces regionales, como la cocada, nieves de azúcar y dulces de azúcar se compran de Copoya; mientras que los panes de muerto en miniatura y normales los traen de Cerro Hueco, en Tuxtla Gutiérrez. Siempre tratan de que sus proveedores sean chiapanecos.
Las calaveritas y otras figuras de azúcar las traen de la Ciudad de México, como los demás locatarios. Los precios varían según el producto. Hay pan de muerto en miniatura de cinco piezas por 10 pesos, dulces de azúcar de cuatro por 10. Calaveritas de cinco por 10, 15 y 30 pesos, según el tamaño.
Cuenta que este año destinaron una inversión similar a la que hacían antes de la pandemia, porque han visto que las ventas se van recuperando, incluso pronostican que tendrán que surtirse nuevamente para el fin de semana.
Sergio manifestó que los mercados públicos son el lugar perfecto para encontrar todo lo necesario para el altar de muertos, los dulces tradicionales, calaveritas, frutas de temporada, flores, veladoras, incienso, sahumerios, entre muchas otras cosas.
En su caso, dice que el negocio tradicional lo trae desde antes que se hiciera el actual Mercado de los Ancianos, cuando este se encontraba en la 4a Sur y 7a Poniente, allá por los años 90. Su giro principal es la fabricación de zapatos y sandalias para damas, pero también los artículos de temporada. Acostumbran a comercializar productos de Navidad, Día de Muertos, San Valentín, San Judas Tadeo y vestidos de Niño Dios.
Un fusión cultural
En la época prehispánica, la figura de la calavera era representada en el Tzompantli, un altar a la muerte que simbolizaba el paso de las personas de lo terrenal a lo espiritual una vez que fallecían.
Se formaba por hileras de cráneos de las personas sacrificadas en honor a los dioses prehispánicos, en especial a Mictlatecuhtli, el dios del inframundo.
Con la llegada de los españoles esta tradición se fusionó con las creencias de la religión católica, dando origen a los altares de muertos, como a las famosas calaveritas de dulce que conocemos.
Su tamaño también está íntimamente ligado con la religión católica: las grandes hacen honor a Dios Padre Eterno, las medianas a la muerte o la mortalidad del ser humano; y las chicas son una representación de la Santísima Trinidad.
Elaboración de las calaveritas
Una de las técnicas que introdujeron los españoles en México fue el alfeñique, la cual a su vez tiene su origen en la cultura árabe.
Utiliza azúcar, agua caliente, clara de huevo y limón para crear una masa moldeadora parecida al caramelo, y así,realizar diferentes figuras, como las famosas calaveritas de dulce para el Día de Muertos.
Aunque su elaboración es delicada, con el alfeñique es posible hacer también ataúdes, tumbas, mariachis, cocineras, calacas y catrinas, las cuales suelen colocarse en las ofrendas.