Pável Palacios Chávez, delegado de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) dirección Frontera Sur, Istmo, Pacífico Sur en Chiapas, compartió un metraje recuperado de una cámara trampa ubicado en la Reserva de la Biosfera “Montes Azules”, en la cual se puede apreciar a dos jaguares.
El metraje correspondiente a la 01:54 horas del primero de mayo del presente año, denota el paso de un jaguar (un poco más robusto), seguido de otro.
Palacios Díaz, el pasado agosto, también compartió la fotografía de un jaguar recientemente captado por cámaras de fototrampeo en el Área de Protección de Recursos Naturales (APRN) La Frailescana.
La imagen corresponde al 16 de mayo del presente año, en la cual se puede apreciar un ejemplar de color oro y blanco con manchas negras mientras se lame la nariz.
Montes Azules
Enclavada en la selva Lacandona, Montes Azules es una de las zonas con mayor diversidad genética tanto en México como en el continente Americano, y cumple 41 años como área natural protegida.
Durante los años sesenta y setenta del siglo pasado, las selvas tropicales húmedas de México fueron transformadas en terrenos agropecuarios. Fragmentadas y reducidas, quedaron solo dos macizos importantes, el de los Chimalapas, en Oaxaca, y el de la selva Lacandona, en Chiapas.
La reserva, ubicada en este último punto, colinda con Guatemala en el extremo este del estado. Aunque ocupa solamente el 0.16 % de la superficie de México, su biodiversidad incluye el 20 % de las especies nacionales de plantas, el 30 % de las aves, el 27 % de los mamíferos y el 17 % de los peces dulceacuícolas.
Una hectárea de selva chiapaneca puede albergar 160 especies de plantas vasculares y hasta 7 mil árboles. En un solo árbol pueden existir 70 especies de orquídeas, cientos de especies de escarabajos, hormigas y otros insectos. Solamente para el caso de las mariposas diurnas, la reserva contiene el 44 % del total nacional.
Montes Azules abarca 331 mil hectáreas cubiertas por selvas perennifolias e importantes ecosistemas dulceacuícolas, como las lagunas Miramar y Lacanjá, así como los ríos Negro, Tzendales y San Pedro.
En 2002 fue publicado el programa de manejo respectivo, instrumento con el que se regula su operación a fin de conservar los recursos biológicos y culturales de la reserva. Como resultado de los esfuerzos de conservación, se ha logrado recuperar poblaciones de fauna en peligro de extinción, como el jaguar, el tapir, el jabalí de labios blancos, el mono saraguato, el mono araña y la guacamaya roja, entre otros.