Uno de los grandes retos que presenta hoy en día el estudio de los hongos en el mundo, es el impacto del cambio climático en su reproducción. Se ha visto que, con los efectos de este fenómeno, las especies ya no aparecen con la misma regularidad.
Al igual que las plantas tienen fenologías muy concretas, es decir, aparecen en temporadas muy específicas con determinadas condiciones, a partir del cambio climático esto cambió por completo.
De acuerdo con Felipe Ruan Soto, profesor-investigador del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), hay especies que incluso ya no aparecen o se han dejado de observar, lo que ya es objeto de estudio.
México es uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, y Chiapas, a su vez, es de los estados más biodiversos. Se estima que existen alrededor de 50 mil especies de hongos en todo el estado, tanto microscópicas como macroscópicas, y de esas solo se ha estudiado el 2 %.
Los hongos permiten el reciclaje de los nutrientes en los ecosistemas, es decir, degradan la materia orgánica y la reincorporan en los ciclos de la vida natural.
Muchas especies forman asociaciones con plantas, permitiéndoles crecer de forma óptima, debido a que no pueden tomar toda el agua que requieren por sus propias raíces, ayudándose de los hongos.
Todas las especies de hongos tienen una función y utilidad, por ejemplo, muchas son comestibles, otras son medicinales y algunas son tóxicas para su consumo.
Específicamente sobre los hongos comestibles, en Chiapas se han registrado alrededor de 200 especies, lo que representa el 50 % del total que se ha registrado en todo el país.
Históricamente muchas personas en las comunidades de bosques y selvas consumen hongos que surgen en temporada de lluvias; se ha estudiado que contienen una alta cantidad de nutrientes.