La Bothriechis bicolor es una serpiente considerada de importancia médica. Se encuentra en la categoría de amenazada dentro de la NOM059-Semarnat-2010, debido a la deforestación de su hábitat y al cambio de uso de suelo. De acuerdo con la Red para la Conservación y Divulgación de los Reptiles Venenosos de Chiapas, su identificación es importante para prevenir accidentes.
El veneno de la “güisnayera” (gushnayera) está compuesto por proteínas que ocasionan una actividad hemorrágica y coagulante moderada. Además, cuenta con una dosis letal media (DL50) de 122.12 microgramos por ratón, pudiendo causar sangrados a través de la herida de la mordedura, inflamación, dolor y, en casos no tratados a tiempo, necrosis.
El veneno de las especies de Bothriechis se considera de toxicidad moderada, sin embargo, puede resultar peligroso debido a la zona corporal, ya que por sus hábitos pueden morder en la cara, cuello, manos o brazos.
Esto, debido a que habita principalmente en la Reserva de la Biósfera “La Sepultura” en Chiapas, México, hacia el este sobre la Sierra Madre; por igual, se han registrado en las regiones del Soconusco, Sierra y Frailesca.
Son de talla mediana y generalmente su tamaño oscila entre los 60 a 70 centímetros de longitud total en etapa adulta, pero en ocasiones puede alcanzar el metro de largo.
Es verde con una cabeza en forma de flecha. Suelen exhibir patrones en tonos turquesas brillantes sobre el dorso, pero también existen algunos ejemplares que son casi totalmente verdes.
Se mantiene activa durante la tarde y la noche. Utiliza los cuerpos de agua (arroyos y charcos pequeños) como un importante sitio de caza. Vive entre el follaje de la vegetación y casi siempre estará sobre las ramas de los árboles, arbustos o palmas.
Por eso, esta especie de nauyaca suele tener contacto con las personas, principalmente en los cafetales, pues es relativamente común encontrarla escondida entre las ramas de café.
“Lamentablemente, este tipo de encuentros entre la serpiente y los humanos suele terminar de dos formas: en una mordedura de serpiente o en la muerte del animal a causa de la persona”, señala el boletín divulgativo núm. 2.
Y acota que, “cualquiera que fuera el caso, es necesario tener en cuenta que la serpiente no es culpable, recordemos que estamos en su hábitat y prácticamente nosotros estamos entrando a su hogar; por lo consiguiente, si recolectas café o algún otro fruto, procura ser cuidadoso”.
Destacan que lamentablemente, por cuestiones culturales y constantes picaduras, han sido condenadas como seres malignos y peligrosos, lo que ocasiona que se encuentren en una situación de amenaza.
La Red, junto con la Brigada para la Atención de Intoxicaciones por Animales Venenosos, brinda una herramienta de apoyo a los sectores que se encuentren involucrados y se vean afectados en accidentes. Piden que ante una situación de este tipo, se acuda a la institución de salud más cercana.