Como parte de las tradicionales festividades al santo patrono de Tuxtla, capitalinos y la comunidad zoque realizaron la tradicional ensarta de flor de mayo para adornar la ofrenda a San Marcos Evangelista.
Desde el amanecer, capitalinos y miembros de la comunidad zoque se congregaron en el Palacio Municipal de Tuxtla Gutiérrez para la ensarta de flor de mayo, ritual que adorna la ofrenda al santo patrono.
Entre tamales, pozol y el sonido de marimbas, tambores y pitos, cientos de personas entrelazaron pétalos de mayo, hojas de mango, bugambilias y cortezas de árbol, símbolos de esperanza para obtener cosechas prósperas.
Esta tradición, heredada de los zoques, una de las culturas más antiguas de Mesoamérica, se mezcla con el legado español de los frailes dominicos, quienes en 1560 erigieron el primer templo dedicado a San Marcos.
La Catedral y el nuevo pastor
Al concluir los ensartes, una colorida procesión avanzó hacia la catedral metropolitana de San Marcos, en espera de la llegada de monseñor González González.
El aroma a flor de mayo impregna la plancha del parque central y Tuxtla renueva su fe y su historia, recordando que, como sus cosechas, la comunidad florece cuando raíces y futuro se entrelazan.
Con tambores acelerando los sones tradicionales, los devotos se postraron frente al altar, ya engalanado con las flores, para iniciar el acto litúrgico.
“¡Qué viva San Marcos, qué viva Tuxtla!”, exclamó el nuevo arzobispo ante cientos de feligreses, marcando el inicio de una misa que unió espiritualidad, historia y renovación; monseñor realizó la profesión de fé y juramento de fidelidad.
La festividad, es la más antigua de Tuxtla, y refleja un sincretismo único. El templo original de 1560, hoy catedral, fue remodelado en 1997 con un estilo neocolonial, gracias a una inversión de 8.7 millones de pesos del Gobierno de Chiapas. Su atrio, sigue siendo epicentro de fe, cultura y encuentro social y comercial.