Caprimúlgidos, los guardianes nocturnos

El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) destacó la importancia ecológica de los caprimúlgidos, al regular o controlar las poblaciones de plagas, además la diversidad y abundancia de dichas especies puede indicar el estado de conservación de un sitio.

Los caprimúlgidos son aves nocturnas, cuyo plumaje de colores crípticos les permite camuflajearse con el ambiente. Se caracteriza por tener un pico curvo, boca ancha, ojos sensibles a la luz, patas y cuellos cortos. Realizan sus actividades en bosques abiertos, cubiertos de matorrales y cerca de los ríos, aunque también se ubican en senderos y caminos.

En la entidad existen diez especies de Caprimúlgidos, de las cuales dos se encuentran en la categoría de casi amenazada a nivel mundial.

Algunos nombres comunes son: tapacaminos, chotacabras, cuerpurrin, curcubich o cuyco.

Sus principales depredadores son las serpientes, aves rapaces y mamíferos. Por otro lado, su alimentación se basa en insectos (escarabajos, polillas o larvas).

Especies

Dentro de esta familia, se encuentra el Antrostomus carolinensis, una especie migratoria que se considera generalmente común, que se reproduce en el este de los Estados Unidos (EE UU.), localmente en el sur de Canadá (extremo sur de Ontario) y en el norte de las Bahamas (ver Cleere y Kirwan 2018). Pasa el invierno en el sur de los EE. UU. a través de América Central, Bahamas, Antillas Mayores y las Islas Vírgenes, y hacia el norte de América del Sur ( verCleere y Kirwan 2018).

La especie parece estar amenazada por una serie de factores, entre ellos la degradación del hábitat debido al desarrollo urbano y el hábito de la especie de utilizar las carreteras para darse baños de polvo, etc., durante la noche, lo que significa que corre el riesgo de colisiones con automóviles. La pérdida de bosques dentro del área de distribución de la especie se estima actualmente en -8 % cada tres generaciones.

Por otro lado, el cuerporruín norteño (Antrostomus vociferus) es una especie de ave caprimulgiformes de la familia Caprimulgidae, que vive en América del Norte y Central. El chotacabras se suele oír, pero es difícil de observar.

Reproducción

Durante la temporada de reproducción, la especie se encuentra predominantemente en hábitats boscosos de baja elevación, típicamente áreas de caducifolios secos o mixtos, con poco o ningún sotobosque, pero también se encuentra ampliamente en hábitats semiabiertos, incluidos corredores viales, tierras agrícolas rurales y hábitats herbáceos y de humedales.

Se ha demostrado que la especie está asociada positivamente con el bosque de tierras bajas, el hábitat herbáceo y de humedales a expensas del bosque de coníferas de mayor elevación en los Apalaches centrales, mientras que los ejemplares también exhiben asociaciones negativas con sitios de mayor elevación de los Apalaches dentro de su área de distribución hacia el norte.