El Día del Padre se vivió con calidez en las calles de Tuxtla Gutiérrez: restaurantes llenos, parques con juegos y familias unidas celebrando a quienes pocas veces festejan con tanto ruido, pero cuya presencia marca todos los días el hogar.
Gratitud con el antojo
En un día que mezcla la gratitud con el antojo y las sonrisas familiares, los padres de Tuxtla salieron del rol cotidiano para ocupar, aunque sea por un momento, el centro de la celebración.
Desde temprano, la ciudad se pintó de comida familiar, mariachis improvisados y postres con dedicatorias cariñosas.
Restaurantes como Las Pichanchas, La Calabaza y El Canillas lucieron llenos.
En el parque central algunas familias optaron por un festejo más relajado, bajo las sombra de los árboles disfrutaron de un día de descanso familiar.
Visitantes
Felipe Díaz, padre de familia y ciudadano de San Cristóbal de Las Casas, señaló que la capital chiapaneca es una gran opción para este día.
“Nosotros venimos a pasarla acá porque nos gusta el clima de la ciudad. Estoy muy contento paseando en familia, fuimos a comer al parque de la Marimba, y pues de eso se trata, de convivir”, explicó.
Por su parte, Enfrían Jiménez de la Cruz, también padre de familia, aseguró que este día es el pretexto perfecto para salir a disfrutar de una deliciosa comida.
“Siempre acostumbramos salir a comer, también aceptamos regalos. A mí me dieron un par de playeras y un perfume”, enfatizó.
Asimismo, mencionó la importancia de festejar este día, ya que se trata de una celebración una vez al año.
Indiferentes
Aunque para muchos esta fecha es de celebración y fiesta, para otros se sitúa en un día más del calendario mexicano.
“Nosotros no estamos acostumbrados a celebrarlo, así con regalos o fiesta, quizás vamos a comer pero no siempre, no lo vemos como una fecha tan especial”, enfatizó Johan, residente de Bacalar, Quintana Roo.
Un día para celebrar a quienes muchas veces son los primeros en levantarse y los últimos en sentarse a la mesa, los que empujan la bicicleta cuando se aprende a andar.
Al final, más que los regalos o la comida, lo que ellos más disfrutan es ver a la familia reunida.