Celebran a san Pascualito

Llantos sobre las reliquias, afuera la marimba y la algarabía. Más allá de la fiesta y la tradición, la celebración de san Pascualito tiene un significado profundo para los habitantes de Tuxtla Gutiérrez. Esta festividad representa la fe popular y la devoción de un pueblo hacia un santo que consideran suyo.

Preparativos

Desde finales de marzo comenzaron los preparativos, se formalizan el 14 de mayo, con la bajada del santo de su altar. Ya el 15 y 16 de mayo se llevan a cabo diversas actividades religiosas y culturales, como misas, rezos, conciertos y representaciones teatrales.

La comunidad zoque, concheros del centro del país, tsotsiles de Zinacantán, habitantes de Oaxaca, vienen cada 17 de mayo a este recinto ubicado en uno de los viejos barrios de la capital, que por cierto lleva su nombre.

La Catedral Católica Apostólica Ortodoxa Independiente Mexicana de San Pascual Bailón, ubicada en la 4.ª avenida Sur y la 6.ª calle Poniente, comienza sus preparativos a las cinco de la mañana con la recepción y acomodo de las flores; a las ocho comienzan a replicar las campanas que anuncian la misa de las nueve de la mañana.

Arquitectura

La iglesia tiene en la cabeza de la cruz el altar mayor con cúpula, linterna y dos altares laterales, así como una pequeña construcción en donde se guarda parte de los objetos de culto. Como lo dicta el canon ortodoxo, las mujeres entran con el cabello cubierto; se venden en la entrada los ramos de albahaca y agua bendita; al terminar la misa, las filas se hacen a los laterales del recinto para que los fieles sean flagelados por los ramiadores.

Frente al altar, hay un cajón con “las reliquias”, y sobre él escurren flores, ramos, mantos, trapos, rosarios, velas, agua, manos y hasta lágrimas. Se tiene la creencia de que todo lo que toca o pasa por el santo, adquiere una fuerza sanadora del mismo.

Terminada la misa, tocan “Las mañanitas”. Ya terminadas las rameadas, con cuidado y respeto los fieles sacan el cajón, y los cientos de feligreses comienzan la peregrinación por las calles céntricas de Tuxtla Gutiérrez; parachicos, tamboreros, músicos de marimba y capitalinos gritaban al unísono “¡Viva san Pascualito, viva!”.