Celebran eucaristía por el Día del Médico

Para dar gracias a Dios por todos aquellos que trabajan en la salud, que han sido parte de la vida y han ayudado a mucha gente, inclusive arriesgando su propia vida, el arzobispo de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, Fabio Martínez Castilla, ofició una celebración eucarística por el Día del Médico.

Se trató de dar un reconocimiento especial a todas las personas que trabajan en todas las áreas de la salud, por procurar la salud integral de nuestro pueblo, porque todos y cada uno “son la mano de Dios”.

Es deber agradecer su entrega, sobre todo ante la llegada de la pandemia del coronavirus, en la cual desafortunadamente han fallecido cientos de médicos, enfermeras y otras trabajadores de hospitales en todo el país; combatiendo con gran vocación y esfuerzo el coronavirus.

“En el Día del Médico hay que darle gracias a Dios, porque una de las cosas que tenemos que ser es ser agradecidos con las personas que pasan por nuestra vida haciéndonos el bien”, manifestó.

A través de esta eucaristía, dijo, se pide a Dios por ellos, por sus familias; porque en ocasiones tienen que hacer casi milagros ante la falta de medicamentos o insumos necesarios. No dejan de luchar por la vida de sus pacientes en ningún momento.

El obispo comentó que las y los médicos deben saber que no están solos, no solamente gozan de la bendición de Dios, sino de cariño y gratitud de las personas.

Es normal, señaló, a veces desesperarse porque la salud de un familiar está delicada, más si éste desafortunadamente llega a fallecer, al grado de culpar a los médicos, pero debemos tener una mirada de gratitud y misericordia para con los médicos, “hay que tener paciencia y confianza en Dios”.

La enfermedad tiene un valor de salvación para el médico, para el enfermo y para la familia, porque la enfermedad nos acerca al médico, nos acerca entre familia y por eso el enfermo también se convierte en fuente de bendición.

El arzobispo hizo un llamado a ser más comprensivos con los médicos, porque ellos sufren con el enfermo, pero a veces cuando se trata de hacer todo por el enfermo, ocurren los accidentes inevitables (fallecimientos).