Chiapas cuenta con granja de cocodrilos

Emanado de una incubadora escolar, chiapanecos instalaron una granja reproductora de cocodrilos que pretende repoblar las zonas en la entidad con disminución de especímenes y ademas vincular económicamente a sectores con la crianza intensiva en granjas, para exportar piel y carne, coadyuvando a la lucha contra la caza ilegal de estos animales.

El programa recibió acompañamiento de Federico Álvarez del Toro, director general de la Coordinación Estatal del Mejoramiento del ZooMAT, quien validó programas y atendió la vinculación social del proyecto con el entorno.

El Proyecto Balamkú fue inaugurado el fin de semana, enfocado principalmente a la conservación y aprovechamiento sustentable del cocodrilo de pantano (Crocodylus moreletii), el caimán (Crocodylus fuscus) y del cocodrilo de río (Crocodylus acutus), tres especies que habitan en el estado.

Dicho proyecto que consistente en una granja reproductora de las citadas especies, busca lograr el aprovechamiento sustentable a través de la exportación de primera calidad de la piel del cocodrilo de pantano, altamente valorada por su tersura y el patrón que presentan sus escamas.

Creado y liderado por Fernando Zarazúa Ojeda, Proyecto Balamkú se ubica en el ejido Nuevo Vicente Guerrero, perteneciente al municipio de Acala, Chiapas, a escasos kilómetros del municipio Emiliano Zapata.

“Esta idea surge por mi pasión hacia los animales. Comencé a investigar un poco más a esta especie hasta que pasé a formar este proyecto y lo incubé en el Tecnológico de Monterrey (Itesm). Actualmente llevamos tres años trabajándolo, le hemos metido mucha tecnología, capacitación de personal para acelerar el crecimiento de estos animales y darles un mejor cuidado”, puntualizó Zarazúa Ojeda.

El esquema de administración del cocodrilo implica criarlo de manera intensiva en granjas especializadas, para luego exportar la piel y carne, coadyuvando a la lucha contra la caza ilegal de estos animales y al fortalecimiento del medio ambiente al repoblar las zonas afectadas.

Este proyecto se encuentra apegado a regulaciones internacionales como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (Cites) y a la organización Responsible Ecosystems Sourcing Platform con sede en Ginebra, Suiza.

Sistema

Balamkú tiene una superficie de alrededor de nueve hectáreas, cuatro de ellas arboladas. Se encuentra dividida en tres grandes áreas: La de reproducción, donde se albergará a los cocodrilos más grandes y tendrán un estancia duradera. La de cuarentena, que servirá para los animales recién llegados o aquellos que se encuentren enfermos.Y la zona de estanques, que funcionará las veces de incubadora, alojando a las diferentes crías.

“Estamos iniciando con mil ejemplares. Para el próximo mes vamos a trasladar crías recién nacidas para empezar el proceso de engorda”, agregó Zarazúa Ojeda.

Cabe destacar que los cocodrilos que actualmente se encuentran en Balamkú están muy familiarizados con los humanos, debido que han nacido en crianza y no han sido traídos de la vida silvestre.

“A estos animales hay que tenerles mucho respeto, aunque no atacan cuando ven a uno de nosotros porque creen que se les va a dar de comer. El problema con ellos es que atacan a los costados porque así cazan, pero si se les acerca de frente no, incluso uno les puede tocar la nariz y retroceden”, platica Arsenio Morales, uno de los trabajadores.

Desde que nacen de las incubadoras hasta los 20 días de edad se les da de comer carne molida, con algún ingrediente proteico para que se desarrollen plenamente. Después se les traslada a un lugar formado de polipanel, material que genera el calor propicio para las crías.

Cuando tienen un año de edad se les lleva a un encierro ya sin polipanel para que se vayan adaptando al nuevo ecosistema y se les da de comer carne con hueso, ya que esto también les genera proteínas.

“La especie del cocodrilo de pantano se reproduce rápido y en gran cantidad. Es un animal muy agresivo. Por mucho que esté familiarizado no hay que cederle mucha confianza porque puede atacar”, puntualiza el señor Morales.

Este tipo de cocodrilo chiapaneco, cuando mide aproximadamente un metro con 20 centímetros llega a comer un kilo de carne de pollo cada dos días, pero cuando la temperatura climatológica desciende sufren cierto estrés y hasta dejan de comer.

“Se planea generar más hembras para que hayan más crías y la reproducción sea rápida; actualmente aquí existe un promedio de ocho hembras por un macho”, puntualiza Arsenio Morales.