“En Chiapas la Revolución tuvo características propias que hicieron que las cosas sucedieran de otra manera que en el centro del país”, destacó el investigador de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Miguel Lisboa Guillén, quien sustentó que hace falta más investigación para comprender y aclarar los desacuerdos de especialistas ante el hecho histórico.
“¿Cómo fue la Revolución?, esa será la pregunta del millón”, agregó el investigador. Explicó que aparte de que existen pocos estudios sobre la dimensión, hay una limitación de fuentes históricas.
Y recomendó observarlo de la misma forma que el fenómeno nacional, una movilización que no tenía una ideología definida y regionalmente diversa, “la Revolución en todo el territorio se trató de movimientos sociales y políticos fragmentados, aquí es lo mismo, uno más de todos los que ocurrieron en el país”, aclaró el investigador.
Resaltando que el debate debe centrarse en si los cambios sociales fueron cambios verdaderos ante el movimiento revolucionario en la entidad.
Agregando también que uno de los aspectos primordiales para entender el movimiento, es comprender las condiciones del país, ya que “era un Estado falto de todas las herramientas para ser un Estado; y en Chiapas existían muchas disputas que aprovecharon la situación general para salir a la luz”.
En el debate también participó el director del Museo Regional del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Cinah/INAH), Valente Molina, quien apuntó que el tema ha sido motivo de estudios multidisciplinarios.
“Hay estudios políticos, antropológicos y sociales que no tienen una línea definida, pues en algunos se observan las referencias y descripciones peyorativas, mientras que en otros hay una exaltación de los sucesos”, resaltó el director.
Sin embargo, por el caso contrario, cree que hay una gran complejidad para estudiar sobre el movimiento, debido a que las condiciones en las que se desarrollaron los grandes hitos revolucionarios del norte del país, eran muy distintas a las del sur de México.
“En Chiapas no fue una revolución, fueron rebeliones, movimientos armados que legitimaron en todo momento las causas y objetivos regionales y particulares”, dijo.
Por su parte, concluyó remarcando que al movimiento en Chiapas “hay que entenderlo como la debilidad de un estado, y los actores políticos vieron clara la construcción de las instituciones del estado, en conjunto con la nación; la política actual no se comprendería sin esta máxima”, concluyó