“La biodiversidad es el tejido vivo de nuestro planeta”, destacó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en el marco del Día Internacional de la Diversidad Biológica.
Representado tan solo el 3.8 % de la superficie del país, Chiapas es el “pilar”, ya que posee una tercera parte de las especies registradas en México.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la entidad posee un registro aproximado de 11 mil 223 especies dispersadas en el territorio chiapaneco, ante un panorama nacional de 29 mil 429 especies.
“Chiapas se establece como el estado con el registro más rico en aves (694) y el más diverso en mamíferos (206)”, detalla el estudio “La Biodiversidad de Chiapas”, un estudio que contó con la participación de más de 200 científicos internacionales.
También posee el mayor número de invertebrados, pues se registraron 4 mil 109 y las mariposas alcanzan el mayor número con mil 252 ejemplares, lo que equivale al 62 % del total de las especies en México y el 6.5 % del mundo.
Su riqueza en especies coloca al estado en el primer lugar de riqueza en biodiversidad, siguiéndole Veracruz y Michoacán.
El estudio resalta que esto se debe a su geografía accidentada, la cual permite que existan al menos 17 tipos de vegetación y una amplia variedad de ecosistemas acuáticos.
Tiene privilegios de recursos hídricos, conformados por lagos, ríos, lagunas costeras, manglares y estuarios, comprendiendo alrededor del 30 % de la red hidrológica de todo México y considerado como el de mayor extension en Mesoamérica.
Sin embargo, el documento advierte de los problemas que ponen en jaque a esta riqueza, siendo “la desmesurada y extensa deforestación, así como las prácticas inadecuadas de roza, tumba y quema en las extensas zonas montañosas de Chiapas, las cuales cubren más de la mitad del territorio estatal y las que han destruido y a su vez transformado lo que la naturaleza formó en miles de millones de años”.
Riesgos y recomendaciones
Regiones en donde el suelo se está perdiendo de forma rápida por los efectos de la erosión hídrica y las fuertes pendientes, deja en desprovisto la vegetación encargada de proteger la débil capa de los suelos, y “si se pierden, el daño es irreversible”, subraya.
Ante el panorama los científicos del estudio realizaron cuatro propuestas:
1.- Impulsar la investigación para la evaluación del nivel de pérdida de suelos en el estado.
2.- Establecer políticas y promover prácticas de manejo, conservación y restauración acordes al tipo de suelo, con campañas de educación ambiental, concientización y sensibilización hacia los usuarios del suelo. Bajo esa tónica, resaltan la capacitación comunitaria para fomentar el cuidado y la restauración de este recurso.
3.- Formar recursos humanos y profesionales capacitados en la investigación de los suelos y el uso de nuevas tecnologías para manejar este recurso.
4.- Legislar y normar sobre los cambios de uso y protección de este recurso tan vital para la supervivencia del hombre.