Chiapas: un paraíso para variedad de aves

El futuro de las aves chiapanecas se enfrenta a desafíos importantes. Diego Pérez / CP
El futuro de las aves chiapanecas se enfrenta a desafíos importantes. Diego Pérez / CP

Entre la selva Lacandona, los bosques nubosos del Tacaná y las aguas tranquilas de los lagos de Montebello, Chiapas resguarda un tesoro alado: más de 700 especies de aves, muchas de ellas endémicas y otras migratorias que cada año encuentran en el estado un refugio natural.

Esta situación posiciona al territorio chiapaneco como uno de los más biodiversos del país, con un abanico de paisajes que lo convierten en un paraíso para el avistamiento de estos ejemplares.

Desde el majestuoso quetzal (Pharomachrus mocinno), que se deja ver en los bosques nubosos, hasta el imponente pavón cornudo (Oreophasis derbianus), símbolo de la riqueza natural de la región, Chiapas se posiciona como un destino privilegiado para científicos, turistas y amantes de la naturaleza.

Especies emblemáticasy migratorias

Además de su riqueza en aves locales, la entidad recibe cada temporada especies migratorias procedentes de Norteamérica.

Una de ellas es el zanate canadiense (Euphagus carolinus), que viaja miles de kilómetros para establecerse temporalmente en los ecosistemas chiapanecos.

Colibríes de colores vibrantes como el pico espada y el zafiro corona violeta, tucanes, guacamayas verdes y búhos tropicales son parte de la diversidad que habita en el estado.

Esas especies no solo embellecen el paisaje, también cumplen un papel crucial en el equilibrio ecológico, ya que son polinizadoras, dispersoras de semillas y controladoras de plagas.

Destinos de avistamiento

Los puntos más reconocidos para la observación de aves se encuentran distribuidos en distintas regiones.

Palenque y Laguna de Catazajá con más de 130 especies acuáticas y terrestres, entre ellas la guacamaya roja; en San Cristóbal de Las Casas la Reserva de Huitepec alberga cerca de 84 especies residentes y migratorias.

Asimismo, en Tapachula la Reserva de la Encrucijada, con sus manglares, es hogar de espátulas y pijijes; el Volcán Tacaná es refugio del pavón cornudo y el quetzal.

Por otro lado, los Lagos de Montebello son un sitio ideal de noviembre a marzo para observar aves acuáticas.

Finalmente, Tuxtla Gutiérrez y el Cañón del Sumidero son espacios privilegiados para ver tucanes, búhos y al correcaminos tropical.

Conservación bajo amenaza

Pese a esta riqueza, el futuro de las aves chiapanecas se enfrenta a desafíos importantes.

El cambio climático y la deforestación reducen cada vez más sus hábitats, lo que pone en riesgo a varias especies endémicas.

Ante esto, organizaciones ambientalistas y comunidades locales han impulsado proyectos de conservación y turismo responsable.