“La literatura es una herramienta de vida que te ayuda a deconstruir y reconstruirte en muchas facetas. Hay que leer muchos libros, de todo tipo, porque siempre habrá algo para cada una de nosotras”, ese “algo” Margarita lo fue encontrando desde su niñez.
Lo que representa ser y nacer en Chiapas, es lo que representa su trayectoria, dijo en entrevista para Cuarto Poder durante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
Su infancia la recuerda como una etapa muy bella. Estudió en la escuela primaria David Gómez que se ubica frente a la fuente del Magueyito en Tuxtla Gutiérrez, y su familia estaba integrada de profesores, “en la casa de ustedes tuve una infancia rodeada de libros”.
La dinámica de su familia era leer, “estimuló mi imaginación que sigue despierta hasta la fecha”. A los ocho años recibió su primer libro de regalo, se trataba de los cuentos de Hans Christian Andersen.
“Lo tengo muy presente y me clavé en ese contexto agridulce, porque no siempre tienen final feliz y hablan de los sentimientos de las pérdidas, cosas lindas, pero que también confrontan tu fantasía infantil”, comentó.
Sin embargo, Madame Bovary de Gustave Flaubert marcó su adolescencia cuando estudiaba en la escuela secundaria Adolfo López Mateos, como parteaguas en su vida emocional, aparte de literaria.
Para Margarita fue romper con todas las historias de los cuentos de hadas, de las princesas, de los finales felices. El libro le presentó otra realidad de mujer: dura, difícil, con imposiciones, con sueños, contradicciones, con pérdidas y frustraciones.
Eso la llevó a la Orgía Perpetua de Mario Vargas Llosa, para pasar a la lectura de Ana Karenina cuando tenía entre 14 y 16 años. “Fue un paso para la madurez para poder comprender más la realidad de la mujer, no solo de Rusia o de Europa, o la realidad de la mujer en general”, añadió.
Orden de las Clarisas
Margarita fue una adolescente con mucha fe y en algún momento de su vida quiso ser religiosa de la Orden de las Clarisas, derivada de la Orden de San Francisco de Asís.
Con frecuencia acudía a la parroquia de Guadalupe en su bicicleta y con su perro, que la seguía desde que salía de la colonia Issste, donde se ubicaba su casa.
“Siempre que vuelvo, aunque no sea la misma iglesia, me recuerda ese momento entre la literatura y todo lo que lees está esa búsqueda espiritual que te construye”, mencionó.
Su vida cambió cuando ingresó a la prepa en el Tecnológico Regional, que entonces tenía el sistema de preparatoria, pero no fue para mal porque conoció a uno de sus grandes amores: las Matemáticas.
Ese camino la llevó más tarde a la Facultad de Medicina Humana de Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), “es una rama apasionante y su diversificación, sus especialidades permiten cualquier carácter y temperamento”.
Pero no dejó las letras y creó la primera revista de la facultad que la llamó como el lema de la escuela: “Juntos veremos la luz”. Casi a la par escribió una columna para ES! Diario Popular.
Margarita nunca paró pues la doctora Gisela Sejenovich, de Argentina, trajo a la Unach el primer programa sobre VIH-SIDA del que la estudiante fue voluntaria, además de espectadora del “shock” de los académicos conservadores de esa época.
“Me relacioné con organizaciones sociales con grupos con VIH-SIDA” y en su momento creó una fundación que se llamó Nuestro Hogar en Chiapas A. C., y así comenzó su andar por el activismo.
Alessandra del Mar
Tras concluir sus estudios en la Facultad de Medicina hace 25 años, Margarita comenzó a trabajar en el área de la Salud Pública de la Secretaría de Salud de Chiapas, para entender cómo se desarrollan las enfermedades en contextos globales y cómo afectan los determinantes sociales a la salud: la política y la educación.
Fue así como sus conocimientos en la ciencia y la literatura le abrieron la posibilidad de expresarse, ahora a través de los libros.
“La literatura sensorialmente te despierta y cuando ves los casos de enfermos o los contextos donde se desarrollan las enfermedades te da una visión diferente”, añadió.
En la actualidad tiene nueve libros publicados de novela breve, tres de ellos relacionados al VIH-SIDA que la han llevado a hablar de estos temas, no clásicos, en presentaciones, foros y festivales en los que ha estado, “y eso ayuda a la reflexión sanitaria en diferentes contextos”.
En palabras de Margarita, la columna vertebral de sus libros son las mujeres, pero un personaje especial salta de una historia a otra, aunque estas entre sí son diferentes.
Explicó que “se llama Alessandra del Mar como mi seudónimo, porque al final se volvió como mi alter ego que está viviendo muchas vidas”.
La primera obra que publicó es Rosa sin cáliz, en el 2005, que habla sobre la imposición de la maternidad y los contextos alrededor para conocer el daño psicológico que se le puede generar a una mujer.
“Ante la sensación de que no cumple con las expectativas sociales, de la pareja, o del mundo general que espera que su matriz produzca un hijo, es una elección finalmente que no la hace menos mujer”, mencionó.
Pero también en Desarraigada, publicada en el 2013, habla de las adultas mayores que toda su vida vivieron alejadas del bullicio de la ciudad y tras el paso del tiempo y la adultez de los hijos, estos las obligan a emigrar, “sin importar el desarraigo y todo lo que genera; defiendo el rol de las matriarcas, de las mujeres”.
Margarita escribe sobre las vivencias, las historias, las circunstancias y las Wmujeres de las que se rodea. Por ejemplo Hablando de mujeres y traiciones, novela publicada en 2020, visibiliza el tema de las “Juanitas”.
En su andar laboral, Margarita se topó con mujeres con cargos importantes que fueron obligadas por uno o muchos hombres a asumirlos, aunque sin el poder. “Está novela la presentamos en el Congreso de la Unión”, dijo.
“Me considero feminista porque amo ser mujer y porque mi obra está comprometida con aquellos temas que creo poder reflexionar y pueden hacer reflexionar para mejorar las condiciones de vida de trabajo, sociales, políticas de las mujeres”, puntualizó.
Antología
Margarita dio a conocer a Cuarto Poder la primicia de la próxima publicación de su antología, que se trata de un recuento “de esta etapa de mi vida, de nueve libros publicados y muchos años de trabajo en la literatura”.
La antología será publicada bajo el sello de Soconusco Emergente y será presentada el 21 de abril en el Centro Cultural el Rule de la Ciudad de México, para después trasladarse a la Fiesta del Libro y la Rosa de la UNAM y a otros estados del país.
“La ciencia me llevó a leer las biografías para conocer a los científicos y siempre enlazaba la ciencia y la literatura. Atrás de la ciencia hay mucha novela; en los científicos hay una vida de búsqueda, de experimentos, de microscopios. La vida desde la física y biología es novelesca”.
“Ruperto Portela (director del ES!) fue mi maestro y me invitó a colaborar. No había email como ahora, entonces llegaba a la oficina y dejaba mis escritos o se lo entregaba directamente. Me dieron una credencial y me la pasaba entrevistando a quienes venían de México”.