Cine, conecta con personas refugiadas

Manuel Nucamendi, jefe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para las Personas Refugiadas (Acnur), consideró que el cine es un un espacio para sentir, reflexionar y conectar con las historias de personas refugiadas y migrantes en su nueva comunidad.

En el marco del inicio de la 5ª Semana del Cine Migrante en Chiapas, Nucamendi celebró el arranque de dicha actividad y la disposición de Acnur para apoyar en actividades paralelas.

También, la Organización de la Internacional para las Migraciones (OIM) agradeció el inicio de la 5ta Semana, funciones que llegarán a seis ciudades de la entidad.

La organización internacional en colaboración de la Cineteca Nacional invitó a toda la ciudadanía a explorar historias que cruzan fronteras a proyectarse del 7 al 11 de abril.

La semana de cine arrancó en Tapachula este lunes, llegará a Suchiate este martes, para el miércoles estará en Tonalá, a Tuxtla Gutiérrez el 10 de abril y cerrarán en San Cristóbal de Las Casas este viernes.

Se proyectará “Fragile”, un largometraje de 71 minutos que retrata la vida de una comunidad de artistas marcados por sus luchas personales y profesionales.

El 9 de abril, en Tonalá, se exhibirá la tercera muestra, con títulos como El Papalote Mágico, Nuestras Historias, Bad Hombrewood, Envuelto e Ityí Nuu Ni Xaña (El Viaje de Faustina).

Para el 10 de abril, en el Teatro Francisco I. Madero de Tuxtla Gutiérrez, la muestra incluirá “La Sal de Mi Tierra” y “El Paisa”, abordando temas de identidad y arraigo.

También se proyectará, “La Distancia Que Nos Une”: Una familia migrante mexicana enfrenta una emotiva historia de separación y reencuentro, explorando los desafíos y esperanzas que los unen a pesar de la distancia.

“Errance”, de la misma forma, retrata la historia de una joven zapoteca, solicitante de asilo en Canadá, lucha por encontrar sentido en su rutina diaria mientras sueña con la vida que esperaba construir desde su llegada al país.

Por último, se proyectará “El regreso”; a los siete años, Sam Ramírez Herrera dejó México. Tres décadas después, y por primera vez fuera de Estados Unidos, emprende un emotivo viaje para reconectarse con sus raíces y su pasado.