Un hecho climatológico y sin precedentes tuvo lugar el 24 de septiembre del año 1980, dejando a familias completas desamparadas al perderlo todo por la fuerza de la corriente desbordada del río Cintalapa, el cual afectó a los municipios de Jiquipilas y Cintalapa.
En aquel entonces, el gobernador del estado de Chiapas, Juan Sabines Gutiérrez, giró instrucciones para abastecer de provisiones a los damnificados de aquel impresionante evento que hasta el día no ha tenido lugar otro parecido.
Antonio Ocaña Caballero, quien cuenta con 72 años de edad, vivía a dos cuadras del río en el barrio La Candelaria, recuerda cuando se encontraba en su vivienda y de forma precipitada comenzó a entrar agua en el interior, por lo cual la desocuparon lo más rápido posible.
Testimonio
“Eran como la una de la tarde cuando mi esposa me dijo que estaba entrando agua a la casa y cuando quisimos salir ya teníamos el agua hasta la rodilla, al salir vi que la corriente de agua llevaba un radio aún sonando, también arrastró ganado y algunas personas quedaron en su casa atrapadas por la presión del agua”, comentó Ocaña Caballero.
Ahora Cintalapa cuenta con un muro de arena y piedras para prevenir próximos eventos naturales; hoy la población cuenta con la tecnología y grupos de auxilio que han incrementado sus conocimientos en este tipo de eventos.