Colosio me pidió dejar la gubernatura de Chiapas: PGG

(2a y 3a de cinco partes)En la amplia entrevista realizada al exgobernador Patrocinio González Blanco Garrido, comentó que también trabajó con el licenciado Antonio Ortiz Mena, quien fue el padrino de su generación de abogados y “renuncié a las encomiendas que me dio cuando me hice novio de su hija Patricia, porque nunca quise trabajar ni de hijo ni de yerno”, apuntó.

Asimismo, comentó: “Por cierto, fui el presidente de mi generación en la UNAM, y le pedí al licenciado López Mateos, secretario del Trabajo, que fuera el padrino y me dijo: ‘no, Chinito, conmigo no tienes que hacer méritos, tú estás muy cerca de mi afecto y sé de tu valía. Mejor escoge a Ortiz Mena, que está en el Seguro Social, porque al paso del tiempo la Presidencia de la República se va a decidir entre él y yo’. Era apenas el inicio de 1953 y nunca comenté esa reflexión con nadie y por ello gocé de la confianza del licenciado López Mateos”.

Se le preguntó:

- ¿Por qué López Mateos se refirió a usted llamándole chinito?

- A los patrocinios nos dicen “Chinios”, y en la Ciudad de México se volvió chino.

Con el temor de haber interrumpido su línea de pensamiento, de quien esto escribe salió un gracias, casi inaudible.

Recordó:

Entre mis más gratas tareas como abogado tuve el privilegio de ser autor de la Ley de Issste, de la del Departamento del Distrito Federal que estableció las delegaciones, y la que creó el primer Tribunal de lo Contencioso Administrativo en el Distrito Federal. En Chiapas el reconocimiento constitucional de las lenguas de los pueblos originarios, la nulidad de cualquier acción jurídica en la que los sujetos de pueblos originarios no cuenten con traductores en sus lenguas, las figuras de autoría intelectual en delitos en que son inducidos los campesinos por líderes corruptos y la ley de libertad con sentencia suspendida.

Abundó:

Con Gustavo Díaz Ordaz no me fue fácil. Fui partidario de Miranda Fonseca en la sucesión presidencial y cuando Díaz Ordaz fue candidato me invitó a integrarme a su campaña y no acepté porque quise quedarme hasta el final con mi jefe. Díaz Ordaz era enojón y rencoroso y me dio una oportunidad cómoda pero sin espacio político, subdirector de la Lotería Nacional, donde es posible morirse de aburrimiento.

Después y gracias al decidido apoyo del gobernador José Castillo Tielemans, fui diputado federal por el Distrito con cabecera en Salto de Agua, cercano a mi lugar de nacimiento, Playas de Catazajá. Al final del sexenio establecí una relación aceptable con el presidente Díaz Ordaz y después tuve una relación cercana con él.

Expresó:

En la Cámara de Diputados el líder era Luis Farías, con quien tuve una mala relación. En esa época había jefes de diputaciones estatales y eran designados por los gobernadores de acuerdo con los diputados. A mí me tocó ser el de Chiapas y por ello miembro de la Gran Comisión. Uno de los diputados chiapanecos era el maestro Edgar Robledo Santiago, quien había sido líder magisterial y de la federación de la burocracia y teníamos buena relación de amistad que duró hasta su muerte.

Farías me llamó y me dijo: Edgar es una personalidad en el mundo político y por méritos debe de ser el jefe de la diputación de tu estado, espero que declines a su favor. Le contesté: tienes razón es un super líder, más líder que tú, ¿por qué no le das el liderazgo de la Cámara? y me salí de su oficina.

Me canceló todas las oportunidades, pero Renaldo Guzmán Orozco era líder de la CNOP del PRI, compañero diputado y me invitó a ser delegado de la CNOP en varios estados y después me conectó con Alfonso Martínez Domínguez, quien me dio delegaciones estatales del partido. En esas encomiendas establecí una amistad muy cercana con don Alfonso, que duró para siempre y ahí coincidí con Carlos Reta Martínez, quien es un político nato y un amigo muy estimado.

Siguió recordando:

Con Echeverría fui secretario general de Gobierno del Distrito Federal. Ahí terminé rompiendo con él por mi vínculo de amistad y lealtad con Alfonso Martínez Domínguez, a quien él traicionó y quiso inculpar de los hechos del 10 de junio que fueron motivados por el propio presidente. Me fui al ostracismo y un día me visitaron de la Universidad Anáhuac para invitarme a ser director de su Escuela de Derecho. Sorprendido les dije que no podía aceptar y expliqué: esa es una universidad católica y no soy creyente, soy ateo, tengo la animadversión del presidente de la República y eso puede ser desfavorable para ustedes.

Me contestaron: la universidad es católica, pero la educación es laica, ponga un retrato de Juárez en su oficina para que no haya dudas y lo del presidente ya lo sabíamos. Acepté y fue una de mis grandes satisfacciones.

De otro presidente del país menciona:

José López Portillo fue mi maestro de Teoría General y me convocó a regresar al servicio público. Un día, antes de que fuera candidato, iba yo por Madero cuando tocó el claxon de un coche y me gritó: ¡Patrocinio! Era el Maestro, quien me invitó a subir a su coche y a acompañarlo a la Secretaría de Hacienda. Ahí me dijo que yo era, de sus alumnos, quien más había participado en política y me preguntó cómo veía yo la sucesión presidencial.

Le respondí: Mire, maestro, debería de ser Mario Moya, pero Echeverría nunca hace nada bien y va a tratar de meter a Hugo Cervantes del Río, pero no va a poder y terminará siendo un tercero. ¿Quién?, me preguntó y le dije: posiblemente Carlos Gálvez Betancourt. En ese momento ya sabía que él era el candidato.

En la gira por Chiapas me preguntó por qué no había yo pensado en él y le contesté: ha sido sabio que los secretarios de Hacienda no sean candidatos presidenciales, es muy grave que hagan política con el manejo de la economía nacional. Le agradó mi respuesta y fui delegado en Miguel Hidalgo, director de la Comisión de Desarrollo Urbano del Distrito Federal, donde proyecté y construí la Central de Abastos de la Ciudad de México. Ahí colaboré con el maestro Carlos Hank González, con quien la relación de trabajo nunca fue buena, aunque después llegamos a tener una gran amistad y con Manuel Gurría Ordóñez. Con este último estuve vinculado desde la política universitaria y seguimos siendo grandes amigos.

De Miguel de la Madrid Hurtado refirió:

- Con mi compañero de Facultad, Miguel de la Madrid, fui senador de la República. Él me quiso apoyar para ser candidato a gobernador, pero López Portillo ya había tomado la determinación de postular al general Absalón Castellanos Domínguez, un gran militar y pobre político. Chalón fue un hombre honorable, con profundo amor a Chiapas y anhelo de servir, a quien le fallaron muchos de sus amigos o supuestos amigos.

De Carlos Salinas de Gortari y Luis Donaldo Colosio Murrieta sus palabras fueron:

Después, en el sexenio de Carlos Salinas, fui gobernador de Chiapas y secretario de Gobernación. Salinas me invitó a ser parte de su gabinete en lugar de gobernador, pero le dije que mi destino era gobernar a Chiapas, porque para eso me había preparado toda la vida y le agradecí la distinción.

Su mamá, Margarita, economista y con gran sentido social, me estimaba mucho; ella pudo haber influido para ese ofrecimiento porque en esa época era muy escasa mi relación con Carlos. Su papá, Raúl, fue mi compañero en el Senado, pero nuestra relación fue superficial y distante. Lo sustituí en la Dirección de Inversiones y despedí a muchos de sus colaboradores cuando él ya era secretario de Industria y Comercio.

Llegué a Gobernación porque Luis Donaldo Colosio me pidió que estuviera cerca del presidente cuando se fuera a tomar la determinación de su sucesor, porque tenía en contra a Manuel Camacho Solís, que quería ocupar ese cargo, y a Pepe Córdoba Montoya, quien deseaba que fuera Ernesto Zedillo. No quería dejar a Chiapas, pero Luis Donaldo me ofreció que él le daría un gran apoyo a nuestra entidad, y me fui a Gobernación. Los dos salimos perdiendo.

Mientras el aroma de dos tazas de café inundaba la sala de su casa en Tuxtla Gutiérrez, en la que se desarrolló la entrevista, el exgobernador añadió, evocando la misma época de la que hablaba:

- En Gobernación concluyó mi vida de servicio público, ya no había para dónde. El candidato Zedillo me invitó a ser senador y le agradecí explicándole que era iniciar una carrera de regreso, volver a donde había estado muchos años antes y quitarle el espacio a alguna figura emergente. Lo entendió muy bien. A partir de entonces empecé a construir mi legado para Chiapas. Es Aluxes, el ecoparque de Palenque como centro de conservación y rescate de la naturaleza. Ahí logré devolverle a Palenque la guacamaya roja que había estado extinta durante setenta años y hoy vuela y se reproduce en libertad. Es algo increíble. Ahora estoy empezando un esfuerzo terminal que tomará entre 20 o 25 años. Se trata de la creación del Jardín Botánico con especies de la flora del Norte de Chiapas y de la Selva Lacandona. Me apasiona el rescate de palmas, helechos y bambú, entre muchas cosas más. Ya estoy estudiando porque voy a ser elemento activo en el proceso y no sólo financiero. Es un proyecto de mediano plazo, pero te recuerdo, Carlos Hiram, que los ambientalistas no morimos, seguimos viviendo en los árboles que protegimos o plantamos, en los ríos o lagunas que no dejamos que se contaminen, en los bosques y selva que protegimos de la tala o la quema, en las especies de flora y fauna que conservamos y cuando es posible reintroducimos. Así que tengo vida para largo.

Regresando en el tiempo años atrás, a don Patrocinio se le preguntó:

- Usted incursionó en el periodismo, ¿qué cargos tuvo?

- Quise ser económicamente independiente de mis padres, pagar mis estudios y las distracciones propias de la edad. Como ya te dije, empecé como archivista, y con relación a tu pregunta te comento que fui reportero y jefe de redacción en el periódico Zócalo de Alfredo Kawage. Como periodista conocí al brillante senador Adolfo López Mateos y después estreché mi relación con él cuando fue secretario del Trabajo, al margen de que mi padre fuera su subsecretario.

De su formación en el extranjero expresó:

Me recibí de abogado en cuatro años en lugar de cinco y obtuve Mención Honorífica. Me fui a estudiar a Inglaterra, becado por el presidente Adolfo Ruiz Cortines y por el licenciado Antonio Ortiz Mena, de quien ya te hice saber que fue el padrino de mi generación de abogados. El presidente me dijo que me fuera a preparar para servir al país y cuando me fui a despedir me preguntó a dónde iba. Le dije que a Harvard, en Estados Unidos y me contestó: “Hmmm… te dije que te prepararas para servir a México y allá los adoctrinan y preparan para servirlos a ellos y a sus intereses en México. Vete a las viejas culturas, vete a Europa, aprende lo que podamos usar de ellos y aprende más de sus errores para no cometerlos aquí”. Y así fue, no había relaciones con la España de Franco y me decidí por Inglaterra. Continuará…