¿Cómo se descubrió la Reina Roja?

La Reina Roja es uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de las sociedades mesoamericanas, su descubrimiento fue hace 30 años en el sitio arqueológico de Palenque, gracias a las agallas, persistencia y rebeldía de la arqueología; Fanny López Jiménez, impartió una remembranza en el Museo Regional de Chiapas.

Es una de las fundadoras de la licenciatura en Arqueología de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), y participó en la expedición que comandó el antropólogo Arnoldo González, en Palenque.

El kínder de Palenque

El kínder de Palenque, como les llamaban los viejos arqueólogos a aquellos jóvenes investigadores, atraerían la mirada de todo el mundo al describir los restos de la única mujer maya en un sarcófago, el 1 de junio de 1994.

La insistencia de Fanny por explorar los templos XIII y el de Calavera, cavó más de seis metros con el riesgo de que la estructura colapsara. “Yo quería saber qué había debajo de este edificio y no solo de este sino de toda la plataforma”, resaltó.

Relata que un día, un trabajador le dijo que había un hueco donde casi se le iba la pala; ella entró y descubrió paredes lisas dentro del templo y cientos de piezas de jade, conchas, perlas y obsidiana.

Descubrimiento

En el Templo XIII, “apareció una puerta sellada, se había asentado la piedra y se dejaba ver una rendija”; con su “espejito redondo” alumbró con los reflejos de los rayos del sol y vio un pasillo que topaba con pared.

“Estaba yo atravesando la puerta del cielo, entrando mil 300 años después de que el último maya había estado ahí. Había restos de carbón y de cerámica en el piso; fragmentos de un incensario y además todo ese ambiente el olor a humedad”, dijo, sobre el momento previo a descubrir a la Reina Roja.

Para llegar al sarcófago tenían que derribar un muro, su trabajador, Martín Caballero, comenzó a pegar con marro y cincel; al tirar la piedra “sale esa presión de aire, le entra el polvo en los ojos, se baja del bote; aprovecho y me subo al bote, pero mi vista apenas está acostumbrando a la oscuridad”.

“Llega Arnoldo y me jala de la cintura y me dice a dónde crees que vas; y se sube al bote con lámpara y me dice: ¡Fanny es una tumba, es una tumba!. Le quito el foco, me subo y le digo ¡Arnoldo es un sarcófago, es un sarcófago!”.

“Lo que está ahí adentro del sarcófago es mujer”, le dijo Fanny. “Cómo te atreves a decir que es mujer”, externó Arnoldo muy serio y reviró “la arqueología no es intuición; la arqueología es ciencia”.

“Tienes toda la razón, pero créeme que lo que estoy sintiendo en este momento, es que lo que está ahí adentro, es una mujer”, volvió a mencionar.

Proceso

Comenzaron los trabajos de exploración; era la tumba de una mujer. El interés se apoderó del expresidente Salinas de Gortari, quien alguna vez dijo que de no ser político, hubiese sido arqueólogo, y mando a una persona a vigilar e informar todos los días sobre los actos que realizaban.

Fanny describe que todo el equipo multidisciplinario, que constaba de arquitectos, ingenieros, antropólogos físicos, dibujantes fotógrafos, escritores, entre otros; estaban muy emocionados.

Abren el sarcofago

Con gatos hidráulicos y acciones quirúrgicas abrieron el sarcófago; “lo primero que ven mis ojos es un cuerpo y un cráneo descarnado teñido completamente de rojo; una maravilla el empezar a descubrir, y surgen preguntas ¿qué es lo que tiene? ¿cómo está conformada? ¿qué representa?.

“Tenía, además una diadema doble sobre su frente, estaba completamente teñida de rojo y es por eso que le ponemos la Reina Roja, porque no había ninguna inscripción en la lápida, ni en las paredes”.

“Me hicieron un columpio para que yo no rosara ni las paredes del sarcófago, y entonces todo el tiempo, todos los días iba y me subía; podía estar horas frente el rostro de la Reina Roja. Yo le preguntaba,¿quién eres, no? ¿cómo fue tu tiempo? ¿qué hiciste?, preguntas que me hago hasta la fecha.