Comunidad LGBTTTIQ lucha por sus derechos políticos
Las marchas del orgullo son una forma de hacer válido el derecho político de la libre manifestación. Cortesía

El integrante del Instituto de Investigación y Capacitación en Derechos Humanos, Alejandro Carpio Reyna, de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chiapas, destacó el trabajo de activistas de la comunidad LGBTTTIQ, quienes han abierto paso y luchado por la promoción del derecho a la participación en la vida política y cultural del estado.

Quienes tienen como objetivo promover el respeto a los derechos de las personas que tienen diversas identidades de género, con la finalidad de evitar tratos discriminatorios a favor de la libertad y el respeto.

Carpio Reyna subrayó que en Chiapas hay manifestaciones tradicionales y culturales las cuales han funcionado como catalizadores de lucha, como las chuntá, en el marco de la festividad de San Sebastián en Chiapa de Corzo.

“Se considera un ejercicio de derechos humanos para personas con identidad sexual diversa, pues con el paso del tiempo se observa una evolución en las personas que participan”, subrayó, expresando que con el tiempo han llegado personas de otros países a defender sus derechos sexuales e identidad a través de la celebración.

Y agregó la participación del chiapaneco Fabián Chairez, quien en 2019 expuso en el Palacio de Bellas Artes con motivo de la discriminación, la pintura de “La Revolución o el Emiliano Zapata Gay” y la del tuxtleco Eduardo Domínguez, con su personaje “Parachico Drag, Orgasmic Queen”, mezclando al personaje popular con apropiaciones de la comunidad.

En el marco político, dijo, hay que reconocer el trabajo de activistas como Tevea Dilery Sánchez y Josué Moisés, quienes han luchado por la promoción del derecho a participar en la vida política. Así como las marchas del orgullo que se realizan todos los años.

Puntualizó que en aún existe un largo camino por educar a la población sobre los conceptos de sexo y género; detalló que “el primero es lo biológicamente dado, las características físicas; mientras que el género es una construcción social y cultural; estos conceptos deben irse diferenciando para evitar ideas que discriminan a las personas”.

Finalizó explicando que el país tiene reconocidos los Principios de Yogyakarta, documento internacional en donde se establece la capacidad de cada persona a elegir su género con 29 puntos recomendatorios, para aplicar en las legislaciones de cada nación.