Con una lujosa corona de rosas, vestido azul y una cinta de monedas, la virgen de Candelaria en Copoya no paró de recibir las mañanitas, danzas y ramilletes durante este dos de febrero; día en que se recuerda “la relación entre Dios y los hombres: la encarnación de su hijo Jesucristo para salvarnos del pecado”.
Desde la madrugada en la meseta de Copoya resonaron los cuetones, anunciando la misa de coronación que se llevó a cabo a las seis de la mañana.
La festividad comenzó con las tradicionales “mañanitas” dedicadas a la virgen. Durante el día se llevan a cabo misas especiales en la parroquia de Copoya, donde los fieles se congregan para honrar a la virgen y expresar su devoción.
Joyonaqués
La devoción a la virgen de la Candelaria es una expresión arraigada en la cultura de la región, donde se mezclan elementos religiosos y tradiciones locales.
Un ejemplo son los múltiples símbolos que adornaron las liturgias; relucieron los Joyonaqués, que un día antes maestros y maestras ramilleteros elaboraron en un momento de fiesta y convivencia.
El Joyonaqué es una tradición reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de México, es una costumbre artesanal que consiste en la costura de distintas flores y plantas con agujas e hilo, en este caso para rendir culto a las vírgenes; las flores forman figuras como el sol, la luna, el Espíritu Santo, el Cáliz y las palomas. Hay algunos ramilletes que dan cuenta del arraigo campesino, pues fueron elaboradas con mazorcas.
Después de su hechura, se realizó la tradicional Bañada de los Joyonaqués, que consiste en la limpieza de estas obras artesanales por un principal, quien baña estos elementos y les hace una limpia con copal.
La misa de mediodía estuvo presidida por monseñor José Luis Mendoza Corzo; ahí se recordó el significado religioso de la virgen de Candelaria, por el cual de que conmemoran dos hechos bíblicos: la purificación de la virgen María y la presentación de Jesús al templo de Jerusalén.
“El Día de la Candelaria lo celebra la Iglesia Católica para recordar un momento significativo de la relación entre Dios y los hombres: la encarnación de su hijo Jesucristo para salvarnos del pecado”, se detalló.
Los danzantes zoques realizaron los tradicionales bailes del Yomoetze, Suyuetze y Napapoetzé, los ejidatarios llevaron las múltiples ofrendas a la virgen de Candelaria, una de las tres virgencitas de Copoya, junto con la del Rosario y la Santísima de Olachea.