Culturalmente, el alcohol no se considera como una sustancia adictiva a pesar del daño documentado y comprobado que causa a la salud, porque es una droga legal, de venta en cualquier lugar y, sobre todo, de fácil acceso, inclusive para los más jóvenes. Prácticamente en toda fiesta o convivencia esta sustancia no puede faltar.
Liliana Cuesta Jiménez, psicóloga clínica de la Dirección de Salud Mental y Adicciones, comentó que actualmente la edad promedio de inicio en el consumo de alcohol es entre los 12 y 17 años de edad.
Aunque anteriormente los hombres registraban mayor consumo de alcohol que las mujeres, en los últimos años casi están a la par por diversos factores, como la independencia económica, toma de decisiones y otros.
Desde una perspectiva de usos y costumbres, muchos mexicanos concuerdan que en toda fiesta no debe faltar el alcohol. Considerando ese arraigo cultural, las instituciones de salud han tenido que implementar nuevas estrategias para hacer conciencia sobre el alto consumo de alcohol y sus consecuencias.
Exceso desencadena enfermedades
No hay que olvidar que el consumo excesivo de alcohol puede causar enfermedades crónicas, como alta presión arterial, males cardíacos, accidentes cerebrovasculares, del hígado, problemas digestivos, incluso, cáncer de mama, de boca, garganta, laringe, esófago, hígado y colon.
Por eso ya no se puede abordar a través de pláticas o conferencias convencionales, pues se debe trabajar desde una perspectiva de sentido humano, de saber qué pasa en la vida de la persona, en su familia y los sentimientos que lo están llevando al consumo excesivo.
Explicó que, por lo general, el consumo de alcohol inicia desde muy joven de forma experimental al ver a otros haciéndolo, pasando a un uso frecuente hasta llegar al abuso de la sustancia, alcanzando la dependencia y el alcoholismo, que ya es la enfermedad.
Indicó que hay ciertos detonantes y precipitadores del consumo, siendo en los más jóvenes los amigos, así como problemas de violencia en casa, desatención de los padres; estos inician buscando una especie de escape a situaciones emocionales complicadas, y no lo hacen pensando en que no pasará nada o por querer enfermarse.
En estos casos se recomienda a los padres y madres buscar ayuda especializada para atender las causas que llevan al adolescente a consumir alcohol, a fin de prevenir una posible dependencia y consecuencias a su salud en el corto y largo plazo.