Desde hace seis años un grupo de investigadores del Tecnológico Nacional de México (TecNM) campus Tuxtla Gutiérrez, realiza exploraciones a la microbiología existente en el lago del volcán Chichonal para conocer más a detalle los elementos que componen este ecosistema y su función.
De acuerdo al doctor Víctor Manuel Ruiz Valdiviezo, docente investigador del Tecnológico, esto lo ha hecho empleando técnicas moleculares y cultivos en el Laboratorio 4 de “Biología Molecular”, el cual ha recolectado muestras de agua y sedimentos, identificando en ellos organismos microscópicos.
Dijo que de esta forma los investigadores han identificado microorganismos pertenecientes a los dominios Bacteria, Archaea y Eukarya. Dentro de las características generales del lago se encuentran altas temperaturas, valores ácidos de pH y altas concentraciones de metales pesados.
Estas características hacen de este lago un sitio extremo, ideal para el desarrollo de microorganismos extremófilos que pueden vivir a temperaturas elevadas, cercanas a las de ebullición y en condiciones muy ácidas.
Comentó que si bien llevan seis años estudiando este lago, sus condiciones cambian constantemente, en cuanto a su volumen, forma, temperatura, pH y componentes químicos.
Eso hace que en cada muestreo se encuentren con cosas muy interesantes; “por ello, es de vital importancia seguir explorando este ambiente extremo, que seguramente aún tiene mucho por enseñarnos”, comentó.
Añadió que conocer sobre los organismos que viven en este lago ácido, es fundamental porque nos da una idea sobre el rol que cumplen en este ecosistema y sus posibles aplicaciones biotecnológicas.
Enfatizó que estos microorganismos han mostrado la capacidad de metabolizar diferentes elementos, por lo que son posibles contribuyentes a los ciclos de carbono, azufre y hierro en este ambiente extremo.
Dentro de las actividades metabólicas estudiadas se encuentran la reducción de sulfatos, oxidación de compuestos de azufre, oxidación de hierro, tolerancia al arsénico y producción de compuestos antifúngicos.
Adicionalmente, se han identificado actividades con posible aplicación en biorremediación, agricultura y biominería. Lo anterior desde perspectivas bioquímicas y moleculares.