A las puertas de la Cofradía del Santísimo Sacramento del altar, cientos de hombres y mujeres vestidos de tigres, chamulas, venados, gigantes, gigantillos y de reinitas se dan cita para acompañar las velas y los enrames en el día más importante del pueblo de Suchiapa: el jueves de Corpus Christi.
Los rituales religiosos se presencian para festejar una de las expresiones más relevantes y con antecedentes prehispánicos; al son del tambor y la flauta de carrizo se lleva a cabo una de las danzas principales, el Calalá que significa “donde viene el venado”, baile que se usa para ahuyentar los males y pedir por las cosechas.
El retumbar del tampor
Por las calles se escucha el grito de “¡jule jule!”; marcado por el retumbar del tambor. Los Tigres de Nambusheli (Dios de la Noche), vienen acompañados del Venado, El Gigante (Quetzalcóatl) y Los Chamulas con el rostro pintado de tiza, cargando en el hombro una iguana.
Los hombres-tigre –devotos al Santísimo Sacramento del Altar– expresan su fe por medio de esta danza conocida como Calalá (enlace de la religión católica y prehispánica), donde los Chamulas tratan de arrebatar la cola al felino mientras hace reverencia.
A 60 días del Domingo de Resurrección
Esta fiesta, considerada como una de las más importantes del estado por su sincretismo cultural, colorido y religioso, se realiza 60 días después del Domingo de Resurrección y constituye una de las tradiciones más importantes para los suchiapanecos.