"En el pasado reciente fue legisladora local por el PRD y diputada federal por ese mismo partido. Se dice que obtuvo una serie de canonjías del gobierno anterior, por múltiples razones que es del dominio público.

Con la población se vendió como una operadora política, que de política no tiene nada. Su nombre: María Obdulia Torres Abarca, maestra de educación básica, metida a política.

Su gremio, el magisterio, cuenta que a ella no se la puede considerar una política de carrera sino un personaje 'kitsch' que el oportunismo rampante la ha hecho soñarse cacique, entre tretas, prebendas y componendas.

Gusta que la llamen diputada, desde la primera vez que obtuvo un escaño en el Congreso. Cargo en el que destacó por llevarles tamales a los diputados en las sesiones ordinarias de los martes y jueves. Por eso se le acuñó ""la tamalera"".

Ahora que ha vuelto de nuevo al Legislativo, trata de mantener su perfil: una diputada con poder. Pero de sublime, sólo le queda la pose, porque ahora es una más del montón.

Cuentan que Magdalena Torres Abarca nunca se conformó con los puestos de elección popular, sino que también trató de cuidar su cuota e intereses en el Sindicato de la Sección 7 del SNTE.

Para ello creó una organización al interior del SNTE Chiapas llamada Rucytech, que no es más que un ejército de ""aviadores"": en este caso, se dice que de maestros que cobran sin devengar el salario. Entre ellos, su actual pareja que cobra sin laborar.

La red, también como se le conoce al séquito de vividores, disfruta del poder de triquiñuelas. Dicen que es un disfrute constante y sonante: dinero del pueblo.

Se hacen llamar Rucytech (Red de Unidad Ciudadana y Trabajadores de la Educación en Chiapas); la opinión pública los llama corrupción. Otras voces los consideran continuidad de la corrupción, lastre que hay que detener y evidenciar en una nueva etapa política para Chiapas y el país.

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