Cortar el cabello y viajar, la peculiar vida de Víctor

Una grabadora con canciones de Cancerbero, barba bien perfilada, moreno, nudillos y brazos tatuados; Víctor Sierra tiene 29 años y aprendió a cortar el cabello en el barrio de su natal Caracas, Venezuela; su profesión lo ha ayudado a tener un sustento al migrar, y por varios días se ha dedicado a la barbería en el Parque Central de Tuxtla Gutiérrez.

Atomizadores, cremas, máquina de rasurar, tijeras, bata, sacudidor y espejo, son las herramientas diarias de Víctor. Tiene seis días de llegar a Chiapas, salió de Venezuela hace dos meses y medio; vivió casi seis años en Colombia, de donde es su padre. Pero decidió ir en búsqueda del sueño americano.

No lo logró, “el año pasado pasé y me deportaron para Venezuela, me entregué pasando Juárez, del lado de Texas, con los gringos, ya no voy para allá otra vez, me voy a quedar aquí en México un tiempo”, relató Víctor.

De acuerdo al titular de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), Andrés Ramírez, en el top 10 de solicitantes de la condición de refugiado en México al cierre de junio, se encuentra la población de Venezuela con dos mil 272 y Colombia con mil 122 personas.

“Nosotros hemos recibido a muchas personas de otros países y nunca los hemos tratado con xenofobia, ni con nada de eso, en mi país hubo mucha gente de otros países que fueron a buscar oportunidades, cuando Venezuela estuvo bien”, dijo.

Inicios

Victor aprendió a “cortar la pelota”, hace 10 años, justo en el 2014, “aprendí viendo a mis amigos del barrio en la barbería, cuando me iba a cortar el pelo, me empezó a llamar la atención; tenía como 19 años”.

“Empecé a aprender, primero cada vez que iba a cortarme el pelo, después, cuando tenía tiempo me iba a la barbería de mis amigos y me paraba ahí a observarlos a ellos y así fui aprendiendo hasta que me compré mis máquinas”.

“Y así empecé a ejercer, aprendí un poco en la calle y luego hice un curso en la Academia Americana. ¡Ah sí, yo tengo mi diploma!”, comentó Víctor.

La superación es su estandarte, resalta que ya tiene dominadas distintas técnicas con la maquina y desea subir el nivel y especializarse con el uso de las tijeras.

Barbería

“Sabías que los barberos eran psicólogos en la antigüedad, el barbero, se relaciona con mucha gente y con todo tipo de personas, puede llegar un abogado como puede llegar un policía, o quién sabe si hasta un delincuente, porque tú no sabes, solamente se hace el trabajo, y se escucha la realidad y los problemas”, declaró Víctor.

El valor del corte de cabello es de setenta pesos, el equivalente a cinco dólares, porque los venezolanos “valorizamos las cosas en dólares”.

“Con está profesión gracias a Dios siempre hago algo. Lo que tengo que buscar es un lugar donde esté transitado por migrantes; siempre la gente local ve el trabajo y llega, los cortes son buenos y más económicos que en una barbería; obvio porque estoy en la calle, pero siempre los cortes también son de calidad”.

“Uno tiene que ser abierto con las oportunidades que le brinda la vida. Yo trabajo con esto -señala sus utensilios- siempre que puedo obrar, lo hago. Yo soy inmigrante, y cuando puedo ayudar a personas de los países que he visitado, personas en situación de calle, una persona que necesita ayuda, lo hago, y son quienes dan el mejor pago, una sonrisa”, concluyó.