Familias que se dedican a la recolección de material para reciclaje (pet, metales, entre otros) han conformado una sociedad cooperativa con la que ahora tienen personalidad jurídica.
Con ello buscan también el acceso a algunos beneficios, como protección, créditos y educación para sus hijos, ya que consideran que son el eslabón más importante en la cadena de reciclaje al mejorar el impacto ambiental.
Acto
El presidente de la organización denominada Corremar, Seín Santiago Gómez, así como miembros de la organización, tricicleros, pepenadores, recolectores y dueños de bodegas, acudieron ante las autoridades del Gobierno del Estado para sostener una reunión y presentar el documento legal que los acredita como organización debidamente registrada ante las autoridades.
La misma pretende agrupar a la mayor parte de las 400 familias que en Tapachula se dedican al reciclaje, quienes son emprendedores que estructuran su propio negocio para poder obtener recursos y así mantener a su familia.
Además de contribuir con un impacto positivo en el medio ambiente, “es una forma de vida ante la falta de empleos. Limpiar a la tierra de desechos que, de no reciclarse, serían altamente contaminantes. Es una forma de generar recursos, la chatarra metálica, el plástico son opciones importantes”, señaló el dirigente.
Y añadió: “Al organizarnos y estar en el marco legal, buscamos tener protección, seguridad y oportunidades que brindan las autoridades y la sociedad civil; el último eslabón son los pepenadores, los recicladores, los tricicleros que venden sus productos al sector empresarial en las bodegas que, por su parte, las revenden a las empresas”.
En Tapachula, señaló el entrevistado, “hace falta cultura del reciclado, que las personas separen la basura, los desechos orgánicos de los inorgánicos, para que con ello también puedan aprovecharse los reciclables y tener un mayor impacto benéfico al medio ambiente, porque en comparación con otras ciudades, aquí el porcentaje es menor”, finalizó.