Crece la contaminación de los ríos en Chiapas

Primera de dos partesEl cambio climático, la contaminación, la falta de implementación de políticas públicas “a ras de piso” (trabajo directo en comunidades), la sobreexplotación del agua, la urbanización y una falta de legislación ambiental, han provocado que los ríos -bienes nacionales- desemboquen en la crisis y por ende se estén secando.

El Usumacinta y el Grijalva son los ríos más caudalosos que atraviesan los estados de Chiapas y Tabasco, algo que sin duda representa diferentes ventajas pero también riesgos y peligros.

Sin embargo, la entidad chiapaneca cuenta con 42 ríos principales, de los cuales derivan más afluentes o extensiones naturales.

Contaminación

De acuerdo al Organismo de Cuenca Frontera Sur de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), hasta el momento no existe conocimiento de que algún río en la entidad haya desaparecido por acciones del hombre, no así en el caso de la contaminación que existe de estos cuerpos de agua en donde la responsabilidad cae directamente en el ser humano.

Para Gerardo Moguel Espinosa, director de Saneamiento y Calidad del Agua del Inesa, la calidad de este recurso se ha degradado en Chiapas.

En el 2019 se dio a conocer que el río más contaminado de México se localiza en la entidad y es el Grijalva, de acuerdo a un informe de la Conagua en 2017.

Asimismo, se refirió que este caudaloso río recibe más de 20 mil toneladas anuales de basura que llegan a dar al Golfo de México, en donde su mayoría es plástico.

Al respecto, el investigador de la Universidad Autónoma Chapingo del Posgrado en Desarrollo Rural Regional, con sede en San Cristóbal de Las Casas, refirió que la situación alarmante de los mantos acuáticos y caudales es evidente.

La reserva natural que enfrenta el inminente peligro de la contaminación es el Cañón del Sumidero: en ese espacio son 12 municipios los que descargan sus drenajes a través de los afluentes; “la creación de la Comisión de Cuenca”, opinó que no ha funcionado.

Reportes de la Conagua, en colaboración con el Inesa, externaron que los ríos más contaminados en el estado son el río Grande en Comitán, Sabinal en Tuxtla Gutiérrez y el Amarillo en San Cristóbal, además de humedales en la zona Norte de Chiapas por la actividad de Petróleos Mexicanos (Pemex).

El problema mayor es que el agua se utiliza para todas las actividades, desde la crianza de la palma de aceite (en Marqués de Comillas existen más de mil hectáreas) que arrastra la contaminación de suelos y ríos; se le agrega que el vital líquido también se ocupa para la minería o la generación de energía.

Cuidar la pureza del agua es fundamental, considerando que una tercera parte de lo que escurre a nivel nacional pasa por Chiapas, es decir, en el contexto de la crisis mundial, contaminar esos millones de metros cúbicos con minería o evadiendo las responsabilidades de los gobiernos, propiciarán una condena para sufrir por dos temas: la contaminación y las concesiones.

Represas

Además de la necesidad de agua, luz y drenaje público, se encuentra la de construir represas como fuentes de gran almacenamiento de este recurso que ayude en especial para proveer a megaproyectos en el estado.

Gustavo Castro, integrante de la organización ambientalista Otros Mundos A.C., mencionó que indudablemente en Chiapas los conflictos por la defensa de la vida y el territorio aumentarán en los años siguientes, ya que desde los pueblos originarios se ha generado una conciencia por la vida.

Cabe señalar que en el estado casi el 20% del territorio está concesionado a la industria minera, existen más de 30 autorizaciones gubernamentales para utilizar el afluente de los ríos en la instalación de mini-hidroeléctricas.

Aunado a que en el estado se encuentran planificados 79 proyectos de presas propuestas por la Comisión Federal de Electricidad, más las 19 mini-hidroeléctricas del Gobierno del Estado, proyectos que en suma amenazan la vida y el territorio de las comunidades aledañas, de acuerdo a organizaciones y académicos, debido a su relación con la operación de proyectos mineros y petroleros que ya vulneran los derechos al agua y la vida.

Las consecuencias al ambiente en la implementación de estos proyectos serían dejar sin biodiversidad a los cerros, pozos perforados y también fracturados por el fracking, ríos represados y agua contaminada por la minería.

Por su parte, la organización Otros Mundos A.C. y el Movimiento de Afectados por las Represas en América Latina (MAR) exigieron un modelo energético y de gestión del agua alternativa, porque mientras se siga con planes y desarrollo de proyectos para las grandes empresas para generar electricidad y brinde agua para las mineras, seguirán siendo “de muerte” y vulnerarán el derecho humano al agua y la vida.

PTARS

Fabio Martínez Castilla, arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, externó su preocupación en relación a la contaminación, señalando que “la problemática va creciendo año con año por el manejo inadecuado de residuos urbanos, incorrecto manejo de agroquímicos y la falta de plantas de tratamiento de aguas residuales”, refirió.

Algunos datos señalan que el 80 por ciento de todas las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTARS) en el país no funcionan; uno de los factores es que la Conagua se casó con una sola idea: crear infraestructura de cemento que se mueve con energía eléctrica, lo que implica un gasto excesivo de mantenimiento y que cada tres años los operadores sean removidos de su lugar, expuso el investigador de La Chapingo.

Como un sólo ejemplo, dijo, en el caso de Comitán y La Independencia las plantas de tratamiento de aguas residuales no funcionan, es decir, todos los desechos descargados terminan en la cuenca grande de las Lagunas de Montebello, sumada a los agroquímicos que se utilizan en toda la zona.

La alta contaminación, remarcó, no sólo se refleja en el agua, las afectaciones alcanzan a las comunidades, a su forma de organización, los bosques y hasta las selvas.

A través de los trabajos de investigación encontraron que en las estaciones que tiene la Conagua (en las 28 que sirven) en los últimos 10 años se encontró que lo que llovía en tres días, ahora puede llover en tres horas, es decir, las precipitaciones son más altas en menos tiempo y arrastra consigo un problema: no hay un proceso de filtración paulatino (por la deforestación) y se pierde en su viaje al mar.

En la capital chiapaneca existen cinco Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTARS) y en los trabajos de saneamiento se han localizado desde caimanes hasta restos de cosas que son difíciles de nombrar, agregó.

Las PTARS son de mucha ayuda, ya que desde hace cerca de 20 años los drenajes de las viviendas tienen un colector que manda el agua para que después de un proceso de separación y químico se elimine un 50 por ciento de su contaminación para evitar daños al Sabinal, además de que existe una norma, la cual marca los contaminantes que pueden ser desechados en un bien nacional.