Hoy en el contexto de grandes proyectos en materia de movilidad de mercancías y personas, que se están gestando entre el Golfo y el Pacífico, el potencial de la región Sur-Sureste para aprovechar esta dinámica no viene solo, también tiene riesgos inherentes, por las externalidades que se manifiestan en el desarrollo de nuestras oportunidades.
Alejandro Mendoza, del Instituto Ciudadano de Planeación Municipal (Iciplam), comentó que Tuxtla Gutiérrez ha dependido mucho tiempo solo por la vía carretera y aérea. Cuando recién se sufrieron los embates de algunos huracanes quedó aislada y la situación se volvió crítica, a eso se suma hoy un fenómeno social: los bloqueos carreteros.
Nearshoring
Hay un factor que se ha puesto sobre la mesa y es el nearshoring, puede tener beneficios en nuestras comunidades y en nuestra calidad de vida, pero también genera costos que no se están considerando. Implica trasladar operaciones empresariales a países cercanos geográficamente, pero con costos laborales y de producción significativamente más baratos, una estrategia tentadora para las empresas, pero una oportunidad que se puede convertir, por su volatilidad, en un aspecto negativo en un contexto internacional.
Esto podría significar una solución poco sostenible o con riesgos por su corta permanece en la región. Ahora bien, esto no solo afecta a los individuos y sus familias, tiene un impacto en la economía local, se ha visto temas similares a nivel ciudad, como el desarrollo de la infraestructura hídrica del estado que contrajo un crecimiento de la ciudad.
Esto, nos preparó para un escenario que no teníamos previsto y que tiene hoy a la ciudad en una oportunidad de volver a reestructurarse, de acuerdo con el Plan Municipal de Desarrollo Urbano.