La cuenca del río La Virgen, en Ocosingo, enfrenta una crisis ecológica grave: el 86 % de su territorio muestra degradación geoecológica avanzada debido a la expansión agrícola, ganadera y urbana, según una investigación de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach).
Investigación
El estudio “Degradación geoecológica de los paisajes en la cuenca del Río de la Virgen en Ocosingo”, realizado por Elí Obed Gutiérrez Solís para obtener el grado de maestro en Gestión de Riesgos y Cambio Climático, expone que solo el 13 % de la zona conserva paisajes funcionales, ubicados en áreas montañosas de difícil acceso.
La degradación es generalizada, pues el 52 % del territorio (167 km²) presenta degradación “alta” o “muy alta”, concentrada en planicies y valles cercanos a la ciudad de Ocosingo.
Por su parte, la erosión del suelo afecta al 59.5 % de la cuenca, agravada por la deforestación y el sellamiento urbano. Además, la cobertura vegetal original ha sido reemplazada en un 80 % por cultivos, pastizales y asentamientos humanos.
Actividades
Se destaca en la investigación que las actividades agropecuarias ocupan el 80 % de las zonas degradadas, causando erosión hídrica y pérdida de fertilidad del suelo.
La destrucción de la cuenca acarrea daños colaterales, pues las comunidades rurales en áreas con degradación “alta” enfrentan escasez de agua y disminución de cosechas.
Además, la ciudad de Ocosingo –que tiene al 89 % de sus 76 mil habitantes con rezago social (falta de acceso a salud, educación y vivienda digna)-, ha eliminado el 98 % de la vegetación natural en algunos paisajes, lo que intensifica la dependencia de recursos naturales degradados.
Advertencia
Gutiérrez Solís advierte que “la cuenca es un modelo de lo que ocurre en México, pues los paisajes se transforman sin planificación, sacrificando servicios ambientales como la regulación hídrica y la biodiversidad. Urge integrar políticas que equilibren desarrollo humano y conservación”.
La investigación alerta que fenómenos similares se replican en reservas como Montes Azules y La Encrucijada, en Chiapas, donde la presión humana supera los esquemas de protección.