Al referirse a la pandemia no es posible hablar de cuestiones positivas porque fue una enfermedad que llegó de manera súbita, hubo pérdidas familiares, síntomas graves y secuelas. Robó muchas cosas, no solo físicas, sino emocionales y espirituales, dejando por sentado que la salud mental es parte integral del ser humano.
Roger Enrique Merchant Prado, encargado de la Clínica de Emergencias Mentales para el Adolescente (EMA) de la Secretaría de Salud, indicó que el periodo de contingencia visibilizó la importancia que tiene la salud mental para toda persona. Además de que se volvió un aspecto muy importante a nivel estatal, nacional y global.
Se entendió que es necesaria su atención en todos los ámbitos del ser humano, desde la niñez hasta la edad adulta mayor, para poder tener una salud física y mental estable. Se le da mayor apertura a trabajar la salud mental en escuelas, hospitales, empresas, de forma personal.
La frase de “cuerpo sano, mente sana” cobró mayor sentido a partir de la contingencia sanitaria, puesto que se comprendió que somos seres totalmente integrales, en cuerpo, mente y espíritu.
“No podemos solamente ocupar el cuerpo, tenemos que darle prioridad a la salud mental porque cuando hay una emoción estancada y no se trabaja, se convierte en una enfermedad, la depresión, y puede llegar al suicidio”, advierte.
Consejos
Los especialistas recomiendan conservar y fortalecer las muestras de afecto entre los integrantes de la familia, así como procurarse comunicación, realizar ejercicio, tener una actividad individual como leer o escribir, y usar juegos de mesa.
Es necesario tener una rutina diaria para todos los miembros del hogar, con horarios establecidos para desarrollar capacidades, en forma individual o en grupo, y adecuadas a cada edad, como tareas escolares o laborales, realizar actividad física con ejercicios sencillos y propios a la capacidad de cada quien.
Antes de la emergencia mundial existía todavía el estigma y prejuicio de asistir al psicólogo, con la idea errónea de que solo es para personas con trastornos mentales, como esquizofrenia o depresión, y que se tendrían que tratar en una institución hospitalaria.
En Chiapas, el sector salud se destacó en la forma de enfrentar la pandemia, manejando un enfoque integral, considerando la salud mental como una parte importante de la atención brindada a las personas contagiadas. Desde el inicio se comenzó a trabajar con un médico y un psicólogo en cada caso.
De esta forma se dieron cuenta de que el coronavirus, así como empezaba a generar situaciones físicas, también generaba un impacto emocional. Varias de las personas infectadas presentaban periodos de ansiedad y depresión, sobre todo ante los síntomas que eran tan variados y no había un tratamiento específico.
Señales de alarma
El especialista indicó que es importante estar atentos a comportamientos o actitudes que manifiesten nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo, que pudieran ser señales de que se pasa por momentos difíciles, que requiera atención de su salud mental, antes de que ocurra un desenlace fatal.
Dijo que un error bastante común en la sociedad es normalizar los síntomas, sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes, pensando que es parte de la edad, que es “solo una etapa”, que está viviendo o disfrutando; se normalizan distintos síntomas como el caer en una adicción, como el alcoholismo.
Por ello, señaló, cuando desafortunadamente la persona llega al suicidio consumado las personas cercanas a ella dicen: “Es que nunca demostró ninguna señal de que estaba deprimido y se quería matar”, y quizá no lo dijo verbalmente, pero con sus comportamientos sí, como las adicciones.
Otra señal es comenzar con actitudes violentas o agresividad por cualquier motivo, que van más allá de un simple enojo y pasan en cuestión de segundos a la agresión. También la sexualidad irresponsable, es decir, caer en la promiscuidad, combinado con el alcohol; de igual forma el abandono social o aislamiento.