La organización Otros Mundos Chiapas se unió al posicionamiento emitido por la Red Mexicana de Afectadas y Afectados por la Minería (REMA), en el Foro Social Temático sobre Minería, denunciando que el modelo extractivista disfrazado de transición energética continúa despojando territorios, profundizando desigualdades y agravando la crisis climática.
Ambas organizaciones hicieron un llamado internacional a frenar la narrativa de la llamada “transición verde” que, lejos de frenar el colapso climático, refuerza prácticas extractivistas que también violentan a comunidades.
Actividades
El pronunciamiento surgió del Foro Social Temático sobre Minería y Economía Extractivista (FST-Minería), donde delegados de diversas regiones del mundo expusieron que las soluciones promovidas por gobiernos, corporaciones y organismos internacionales están diseñadas para sostener la acumulación de capital y no para enfrentar la crisis ambiental.
“La transición verde se presenta como una alternativa al cambio climático, pero reproduce la misma lógica extractivista y capitalista responsable de la devastación ecológica y la injusticia social”, señalaron.
El foro denunció que, bajo etiquetas como “energía limpia” o “transición digital”, la demanda de minerales estratégicos, como litio, níquel, cobre o cobalto, está impulsando nuevas oleadas de explotación que afectan de forma desproporcionada al Sur Global.
Estas actividades, señalaron participantes de países como Papúa Nueva Guinea, Ecuador, Madagascar y Filipinas, van acompañadas de militarización, desplazamiento y criminalización de quienes defienden sus territorios.
Vivencias
Los testimonios coincidieron en que, incluso con certificaciones o supuestos estándares de sostenibilidad, la minería continúa generando daños irreparables a ecosistemas y comunidades.
Farai Maguwu, del Centro de Gobernanza de Recursos Naturales de Zimbabwe, subrayó que el objetivo del FST-Minería no es reformar las prácticas mineras, sino cuestionar el modelo mismo que se presenta como sinónimo de progreso.
En cambio, propuso fortalecer procesos de autodeterminación, articular luchas comunitarias y exigir cuentas a gobiernos y empresas responsables de violaciones a derechos humanos y daños ambientales.
Finalmente, las organizaciones hicieron un llamado a replantear de raíz la relación entre humanidad y naturaleza, impulsando alternativas centradas en los pueblos, descoloniales y anticapitalistas, que reduzcan de forma drástica el consumo de materiales y energía, en especial en los países del norte global.












