Considerados como lugares mágicos, las cuevas también llamadas “casas de piedra” o “tsatok” en zoque, eran visualizadas como el lugar a donde va el alma de los muertos. El arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) del Centro Chiapas, Eliseo Linares Villanueva, presentó los resultados de un análisis cognitivo de 53 piezas encontradas en diversas cuevas del estado, a través de una conferencia.
Titulada como “El inframundo zoque: análisis interpretativo de incensarios arqueológicos de Chiapas”, el investigador sostuvo que las piezas analizadas fueron encontradas en cuevas -otras han sido donadas-, las cuales dan cuenta de la importancia que tenían para una de las culturas más antiguas del país que se extendió por casi todo el territorio chiapaneco.
“Hasta la actualidad son consideradas importantes porque representan el origen del agua, hasta hay mitos que hablan de una serpiente de agua, lugares donde se practicaron ceremonias, pues consideran que es a donde va el alma de los muertos”, dijo el ex director del Museo Regional de Chiapas.
Las vasijas encontradas, explicó, cumplen con esta relación, pues representan a los animales que están relacionados con las cuevas, como perros, águilas, jaguares, murciélagos y lechuzas, y otras tienen picos con pechos de mujeres que representan el árbol de la ceiba.
Un árbol, considerado sagrado, representa el sostén del “mundo de abajo”, motivo por el cual, puntualizó, muchos incensarios tienen picos y algunos senos; este concepto zoque fue adoptado por las culturas mexicas, las cuales llamaron “Chichihuacuauhco” a la ceiba que amamanta el alma de los menores fallecidos.
De acuerdo con Linares Villanueva, esta idea se refuerza porque en los descubrimientos y exploraciones de las cuevas chiapanecas “había restos humanos de niños”.