Investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) han evaluado durante años sistemas como la agricultura de conservación para ayudar a los productores a recuperar y mantener la fertilidad de sus parcelas, con el fin de producir alimentos de forma sustentable, sin el uso de tantos químicos.

De acuerdo con Rodolfo Vilchis, coordinador de investigación del Hub Chiapas del Cimmyt, en las parcelas donde se practica la agricultura de conservación, dejándose los residuos de cosecha como cobertura del suelo, presentan un suelo de mejor calidad, tiene más materia orgánica y mejor infiltración.

El Cimmyt y otras organizaciones han promovido en Oaxaca, Chiapas y Campeche la diversificación de cultivos mediante el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas.

Entre las prácticas que trabajan los investigadores utilizan plantas como la canavalia, que es capaz de prosperar en una variedad de entornos. Desde tierras bajas hasta altitudes de hasta mil 500 metros sobre el nivel del mar.

Con un ciclo de vida que puede llegar hasta los tres o cuatro años, se adapta a la adversidad con facilidad. La inclusión de la canavalia en sistemas agrícolas ayuda a diversificar los cultivos; clave para romper los ciclos de plagas, malezas y enfermedades que afectan a los monocultivos.

Vilchis mencionó que los resultados de cinco años de evaluación, sobre técnicas agroecológicas de fertilización nitrogenada sin químicos, se observaron que a partir del segundo año los mayores rendimientos de maíz han sido obtenidos en donde se ha sembrado en relevos con canavalia y dolichos.

Con respecto a las dosis de nitrógeno, la de 90 kilogramos de nitrógeno por hectárea (N/ha), aplicada en los sistemas maíz-canavalia y maíz-dolichos, a partir del segundo año ha superado el rendimiento del maíz en monocultivo fertilizado con 180 kg N/ha.