Las investigaciones arqueológicas arrojan que en Chiapas se encuentran los vestigios de las primeras sociedades de cazadores-recolectores que comenzaron a experimentar y a tener los primeros éxitos en el cultivo de plantas.
De acuerdo al libro “México, grandeza y diversidad”, realizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en las cuevas y abrigos rocosos de Ocozocoautla, las evidencias arqueológicas muestran que hace aproximadamente 10 mil 400 años se ubicó una población con movilidad reducida.
“Obtenían sus recursos mediante la cacería de venado, pecarí y conejo; además, dentro de estas cuevas se encontraron restos de cacao, tomate, nanche, higo y maíz del tipo teosinte”, indican.
De hecho, en la entidad también se tiene registro de uno de los sitios más tempranos en el sur de México. Los abrigos rocosos o cuevas de Santa Marta, fechados en 12 mil 500 años antes de nuestra era (a.n.e), y 500 años después, el Nivel E de Guilá Náquitz en Oaxaca, fechado en 12 mil años a.n.e.
Ambos grupos dedicados más a la recolección que a la caza. Para este punto nos encontramos en el Pleistoceno, una división en la escala del tiempo, su nombre proviene de las palabras griegas pleistos, “lo más”, y kainos, “nuevo”, y hace referencia a las apariciones de la fauna más moderna.
Es decir, estos grupos humanos convivieron con fauna como los perezosos gigantes, una especie común y adaptadas a medios cerrados y con mayor precipitación. En un clima completamente diferente con un promedio de 7 °C más frío y menor variación de temperatura anual.
“En Santa Marta, los primeros pobladores no emplearon puntas de proyectil diagnósticas en piedra, por lo que se ha propuesto que pudieron elaborarlas en madera o hueso, mientras que en Guilá Náquitz y en Belice sí se usaron puntas triangulares pedunculadas”, detalló la investigación.
Al final del Pleistoceno, hace unos 12 mil años, la evidencia muestra el ingreso de otros grupos que emplearon puntas de proyectil acanaladas.
Identificación
Estos grupos fueron identificados en tres sitios de la región: Los Grifos, en Chiapas; cueva Los Vampiros, en Panamá; y Los Tapiales, en Guatemala, y han sido datadas entre 12 mil y 11 mil años de antigüedad, lo que permite suponer el ingreso tardío de estas tecnologías en la región.
La subsistencia de estos primeros pobladores estuvo basada en la caza de fauna menor, únicamente en Los Grifos se ha observado caza de fauna pleistocénica, de caballo americano. Mientras que en sitios como Santa Marta además de la caza de fauna menor, “se tiene evidencia de un manejo temprano de plantas que serán domesticadas en los siguientes milenios, como calabaza, teosinte, cacao y camote”, resaltó el documento.