Al cumplirse este 23 de marzo, 27 años del incendio del Templo de la Virgen del Carmen de San Cristóbal de Las Casas, el cronista de la ciudad, Luis Urbina Zepeda dijo que en el incendio “se perdieron reliquias religiosas valiosas“.
En entrevista colectiva con la prensa, recordó el 23 de marzo de 1993, donde un presunto cortocircuito, ocurrido en la librería contigua al templo, provocó un incendio que se extendió a la iglesia y que destruyó todo lo que había en su interior, perdiéndose los artesonados, retablos, pinturas, esculturas y piezas religiosas de gran valor histórico.
Como ejemplo citó la escultura del siglo XVI representando a San Sebastián, considerada como el más perfecto desnudo anatómico de América Latina.
Además de esta imagen estaban: la Virgen de Santa Rosalía, San Juan Bosco, La Caridad y desde luego la Virgen del Carmen, entre otras imágenes religiosas.
“Dichas imágenes eran como una forma de presumir a nuestros visitantes de la gran calidad artística de las obras sacras en San Cristóbal de Las Casas”.
Explicó “que el fuego inició a las ocho de la noche del día 23 de marzo, que acudió personal de Protección Civil, entre otros grupos de auxilio, quienes sofocaron el fuego, pero que como a las 12 de la noche volvió y que no hubo manera de contenerlo, consumiendo todas las obras valiosas que había en su interior”.
“En cuestión de horas, el edificio y todo lo que había en su interior fue consumido por el fuego”.
Posteriormente, con el apoyo de ciudadanos se pudo reconstruir el edificio, con una fuerte derrama económica, ya que se utilizó madera en la mayor parte del edificio.
Mencionó que “esta es una fecha dramática para quienes queremos y habitamos esta maravillosa ciudad de San Cristóbal de Las Casas, y para quienes tenemos una referencia de sus monumentos y templos”.
El edificio original de la Virgen del Carmen data del siglo XVI, originalmente estuvo bajo la advocación de San Sebastián Mártir, a quien se dedicó el templo en 1578; posteriormente se le cambió por Misterio de la Ubilla, al ser elegida por la iglesia monjil por el Cabildo eclesiástico, con aprobación de la “justicia y regimiento” de Ciudad Real.